Indicador político
México es un país campeón en desigualdad, de los más desiguales del mundo. La mitad de nuestra población se halla en pobreza, no obstante que estamos en el grupo de los veinte países, de unos 200, más ricos del mundo. La riqueza se está quedando en manos de los poderosos.
El siglo XIX estuvo marcado por las disputas entre liberales y conservadores. Estos últimos eran en principio aquella clase privilegiada de la colonia que no deseaba perder sus prebendas, y lucharon con todo por ello: hasta darle la corona de México a Maximiliano de Habsburgo.
Y por más que la Reforma y la Revolución hayan tenido la intención de revertir la situación en favor de las masas hasta la fecha esto no ha ocurrido. O no ha sucedido con los resultados esperados.
El escritor americano, después nacionalizado británico, Henry James decía en uno de sus relatos “Es una suerte compleja ser americano y una de las responsabilidades que conlleva es luchar contra una superticiosa valoración de Europa”. Ya los conservadores creían que era mejor entregarle lar riendas del México bronco a los europeos. Y muchos mexicanos aun hoy creen que Europa es el paraíso terrenal.
Lo que en muchas ocasiones se nos olvida es que las transformaciones no ocurren de la noche a la mañana. Y ciertamente todas aquellas potencias europeas que tanto idolatramos no surgieron siendo todopoderosas ni mucho menos hechas unas sociedades de pleno derecho para sus ciudadanos.
Todo aquello que tanto envidiamos de Europa lo obtuvieron luchando. Nuestros dictadores son lindos gatitos en comparación con los monarcas absolutistas de aquellos viejos tiempos en que Dios les daba el poder para ejercerlo a placer, así fuera para tomar las vidas de sus súbditos.
México es un país relativamente joven y aun tenemos un largo camino por delante en la conformación de una sociedad madura. Aquella con la que soñabamos ya desde los Sentimientos de la Nación.