La corrupción: más que una cuestión de valores
Vaya bienvenida que la han dado a Fausto Vallejo. Me lo recibieron con atentados a instalaciones de la CFE. Algo quieren decir quienes lo hayan hecho, y no son cosas lindas: en Michoacán “alguien” tiene el control y no es precisamente el gobernador.
Esto demuestra el latente estado de ingobernabilidad que prevalece en la entidad… Y entonces la estrategia de siempre: llamemos al ejército.
La teoría política es clara al respecto: es el Estado quien tiene el monopolio de la fuerza. ¿Qué sucede entonces aquí? Que el crimen organizado cuenta con una cuota de poder que en ocasiones rebasa con creces al Estado. Hasta impuestos cobran. ¿Y el Estado? Durmiendo en sus laureles o en este caso en particular de permiso en permiso.
El Estado mexicano en general está sitiado. Se encuentra sitiado por bandas criminales que tienen dinero, armas y el expertise de (ex)militares y (ex)policias altamente entrenados y altamente corrompidos. Mientras que las entidades federativas se encuentran sitiadas por la corrupción prevaleciente.
Es quizá la corrupción el cáncer que enferma a nuestro país y provoca ataques de otras tantas enfermedades tan dañinas para nuestra sociedad. No es necesario ahondar en ello; gracias a la corrupción el imperio de la ley no es más que una metáfora jurídica y así sucede que entidades como Michoacán se sumergen en la ingobernabilidad. Simple y sencillamente porque la ley no se aplica.
O cuando se aplica se hace de manera perversa: recordemos a Jennifer, aquel hombre cuya omnipresencia hace palidecer al creador. Vaya manera de utilizar una figura jurídica, como lo son los llamados testigos protegidos, para pervertir la aplicación de la ley a niveles surrealistas.
Como es mi mala costumbre tan sólo quiero dejar una pregunta en el aire ¿Será que algún día se les ocurrirá que la violencia también se combate con programas sociales que en verdad reconstruyan el tejido social y no sean sólo para ganar votos? ¿O será que simplemente les importa un comino?
Así las cosas en el México de a pie.