Libros de ayer y hoy
Se ha formalizado la dirigencia de la cámara de diputados por parte de Silvano Aureoles y la dirigencia de la de senadores por parte de Miguel Barbosa. Ambos son perredistas, ambos pertenecen a corrientes opuestas del PRD. Es la primera vez que dos perredistas dirigen al mismo tiempo ambas cámaras. En ambos acuerdos que dieron origen a estas presidencias hubo amplio apoyo de las otras fuerzas políticas del país.
El PRI, aunque me quieran quemar en leña verde, dio una cátedra de política como no habíamos visto en al menos dos sexenios. No es mi interés elogiar las reformas del presidente, pero si la capacidad de operación política del PRI que en principio dio origen al Pacto por México y en consecuencia reformó varios sectores del país.
En ese tenor la parte más importante de la cátedra ha concluido, ya panistas y perredistas sabrán si toman nota o no. Lo digo porque, aunque no logro vislumbrar los motivos, el haber dado las presidencias de ambas cámaras a dos perredistas parece enviar una señal.
Queda claro que el PRD ya no es ese partido de izquierda joven e inexperto que vimos hace unos ayeres. Tiene posiciones en todos los ámbitos de gobierno, incluyendo la ciudad más importante del país y pronto se enfrentará a un partido político nuevo surgido del caudillismo pejelagartista.
Quizá la señal sea que el PRD debe comenzar a participar dentro de la política de una manera institucional (por expresarlo de alguna manera) y dejar de lado los actos demagógicos y confrontacionistas (por decirlo de otra) y así formar parte de la discusión nacional de una manera más seria y responsable. Después de todo, de nada importó que Silvano y Barbosa pertenezcan a corrientes rivales. En pocas palabras con esto nos damos cuenta de qué lado masca la iguana.