La señal de Comscore: El Heraldo lideró en mayo
Uno de los temas más recurrentes de las últimas semanas es la reforma fiscal de nuestro amado líder Enrique Peña Nieto. Seamos sinceros, la mayoría de los encabezados que hemos visto en torno a esta reforma dejan en claro como es que ésta perjudicaría a tal o cual sector. Lo cierto es que la opinión generalizada parece estar en contra de la supuesta reforma. Y digo supuesta, porque aunque sí tiene algunos tintes de reforma, como por ejemplo la desaparición del llamado régimen de consolidación fiscal, lo cierto es que en realidad tiene mucho más cara de miscelánea fiscal.
Eso, es una miscelánea fiscal, vamos, no es otra cosa que una “reforma” recaudatoria. Es por eso que está recibiendo tanto rechazo, el mismo presidente de la COPARMEX, Juan Pablo Castañón, afirma que la IP busca cambios en el 90% de la reforma, adivinen porqué: porqué no quieren pagan más impuestos. Pero seamos sinceros ¿qué persona desea pagar más impuestos? Nadie en su sano juicio.
Aquí viene la primer pregunta que me surge al respecto de la “reforma” de Peña. Y es ¿porqué como de costumbre se busca cobrar más a los que ya pagan y no hacer que paguen los que no pagan? Recordemos que el sector informal del país es gigantesco ¿porqué no generar los mecanismos necesarios para meterlo en la formalidad? Ardería Troya quiero imaginar.
Aquí mi segunda pregunta ¿con qué intención desea el gobierno federal recaudar más cuando incluso ha habido un subejercicio del gasto público durante el año corriente? Osea, no queda claro para que quieren más dinero, ni como se va a garantizar que ese dinero será bien gastado.
Y me pregunto ¿cómo suponen que les compremos la idea de que una reforma meramente recaudatoria puede impulsar el crecimiento económico? Me quedo con el ejemplo más básico, un aumento del 11% al 16% de IVA en la frontera, aunque sí responda a los principios de justicia fiscal, de entrada sería un duro golpe a la economía de la frontera. Quizá lo único que todos celebramos es la desaparición del IETU.
Por otro lado tenemos los REPECOS. El gobierno federal afirma que la reforma propuesta incluso beneficiaría a los estados al “quitarles” de encima, ay pobrecitos, la responsabilidad de recaudar impuestos entre los REPECOS, haciéndola responsabilidad federal y por supuesto, ¿cómo no?, que papi gobierno federal se hará cargo de repartir ese dinero entre los estados. Hasta tintes centralistas encontramos en la miscelánea fiscal de su alteza copetonsísima. Nomás falta un gravamen a las ventanas.
Otro punto interesante, dejando de lado la aborrecible forma en como el gobierno federal quiere hacerse de más recursos, es que ahora PAN y PRD ya están tomando actitud frente a Peña. El PAN ya condicionó tratar esta reforma sólo hasta que haya sido tratada la reforma político-electoral y ahora incluso han anticipado su voto en contra, mientras que el PRD se salió de los foros de discusión de la reforma energética y junto con el PAN se oponen a varios puntos de la fiscal. ¿Acaso los pequeñines ya se dieron cuenta de los mucho que le regalaron a Peña al entrarle al Pacto? Veamos si saben capitalizar sus fichas en favor de sus intereses.