Poder y dinero
Offshoring rewind
Usted recordará el llamado “milagro mexicano” época con tasas se crecimiento de hasta seis puntos porcentuales por año. Este crecimiento se basó en parte en la politica de “sustitución de importaciones”. Esto terminó con la llegada del neo-liberalismo económico, cabe apuntar que las tasas de crecimiento de seis puntos y más no se han vuelto a ver desde el sexenio de De la Madrid, y gracias al cambio de modelo económico México es ahora el campeón mundial de los tratados de libre comercio. Siempre poniendo el ejemplo chinga’u.
Mientras México comenzó a ver su mercado inundado de mercadería gringa, los gringos comenzaron a ver sus mercadería manoseada por los chinos mediante el proceso de “offshoring” (expatriación). Por el cual las empresas gringas comenzaron a manufacturar en China debido a los bajos salarios de por allá. Así, y gracias al neo-liberalismo, muchos mexicanos vieron perder sus fuentes de empleo al no poder competir con las manufacturas gringas, mientras los gringos vieron perder sus fuentes de empleo al no poder competir con la mano de obra china. Bendito neo-liberalismo, amada cura del malogrado lopez-portillismo en que fuimos a caer.
México no terminaba de industrializarse cuando ¡kaboom! ¡Amado Reagan vengase a nosotros tu reino! Y los gringos, más industrializados que nada, decidían que era tiempo de migrar a una economía de servicios. Era momento de disfrutar los frutos del poderío económico ¿Manufacturar? ¡Bah! Que lo hagan los pobres [chinos].
Pero en economía jamás se podrá decir el último modelo: “Que dice mi mami que ya no”. Que ahora los gringos si quieren ensuciarse las manos manufacturando. Claro, ahora que China es una amenaza en todos los sentidos y los obreros gringos se están muriendo de hambre. Así surgió el “reshoring” (repatriación) que no es otra cosa que el intento gringo por traer de vuelta esas manufacturas a suelo norteamericano. ¿Por qué nos interesa a los Mexicanos? Pues por el “nearshoring”; que es mandar las manufacturas a un país cercano, ejemplo: las plantas automotrices que producen en México para el mercado gringo.
El Centro de Investigación para el Desarrollo (CIDAC) publicó hace unos días el reporte “Reshoring Mexico 2014: Índice de capacidad de atracción manufacturera” que tiene la intención de señalar nuestra oportunidad para aprovechar el “reshoring”. No sólo por la cercanía de México y Estados Unidos pero por la existencia del TLCAN.
El reporte identifica ocho industrias con mayor propensión a migrar su producción de China a México: electrodomésticos, computadoras y electrónicos, plásticos y hule, metal-mecánicos, equipos de transporte, muebles, equipo eléctrico y equipo médico.
Como de costumbre, esto es cuestión de varios factores, así el índice toma en cuenta seis: servicios [del parque industrial], expectativas de desarrollo, inseguridad en la región, respaldo institucional, competitividad de la región y características de la región. Logrando un ranking de 19 estados, de los demás no hubo información disponible, en el cual Chihuahua, Nuevo León, Baja California, Estado de México y Jalisco se encuentran en los primeros cinco lugares de capacidad de atracción de inversión manufacturera. Le recomiendo consultar el reporte para tener un panorama amplio del índice desarrollado por el CIDAC.
El reporte por su parte ya está ahí. El asunto ahora, que resulta de mi mayor interés, es el de las políticas públicas. Para aprovechar el “reshoring” hace falta hacer lo que hemos venido comentando desde el nacimiento de Chabelo: combatir la corrupción (si no dígame que fue lo que sucedió con la línea doce, la suavicrema gigante de luz y la sede del Senado), crear una política de urbanización coherente, mejorar la educación del país y crear políticas fiscales que estimulen la industria, entre los más comentados.
Las buenas noticias son que el gobierno de Peña parece estar al tanto de esas necesidades. Recordemos las reformas “transformadoras que el país necesitaba”. Mismas que tocan varios de los aspectos de interés para el desarrollo nacional y que de ser bien aplicadas podrían llevar al aprovechamiento del “reshoring”.
A ver pues como nos va con las secundarias, nomás le recuerdo que nuestros legisladores tienen la hermosa costumbre de dejar las reformas constitucionales sin reglamentar ¿Por qué será?