El sueño americano ha sido una constante del pueblo mexicano al menos en la segunda mitad del siglo pasado. Claro está que la relación México – Estado Unidos no es tan joven. Recordemos que los primeros inmigrantes ilegales fueron todos aquellos gringos que llegaron a territorio Tejano y se apoderaron de a poco de ese terruño olvidado de nuestra amada patria. Después se volcarían las cosas y serían los mexicanos quienes de a poco empezarían a invadir Estados Unidos primero por medio del programa braceros, después pues por la pura necesidad de salir adelante. 

Este fenómeno ha generado una serie de situaciones bilaterales muy interesantes. Es quizá el fenómeno migratorio más intenso y profundo de todo el mundo mundial. Obama, dicen las malas lenguas, es el presidente que más inmigrantes ilegales ha deportado. Entre los beneficiarios de estos viajes vacacionales obligatorios se encuentran los llamados “dreamers”.

Recordemos que estos jóvenes llegaron a los Estados Unidos de manera ilegal y acompañando a sus padres, algún familiar o amigo cercano, algunos entraron como mojados, otros con visa de turista. Las formas y los métodos varían, pero lo cierto es que fueron desterrados de su patria “de jure” sin ser consultados y llegaron a conocer los “States” como su patria de facto.

Lamentablemente, y aunque muchos de ellos darían la vida en batalla por los “States”, el gobierno gringo no siente el mismo afecto por ellos. Y así miles de ellos están regresando a una patria que no conocen más que por sus padres, voluntaria o involuntariamente.

Se saben las canciones de Juanga, de José José o de Pedro Infante. Comen frijoles y salsa picante, le tienen pavor a la “chancla”, hablan inglés, español y spanglish, algunos hasta se dedican a cantar hip-hop y vivieron en el ghetto rodeados de toda suerte de inmigrantes de otras nacionales, si son de Chicago los conocereís por que beben Dr. Pepper y dirán ser “from the Chi”.

Algunos llegaron con pocos días de nacidos, otros con unos cuantos años, pero en general hicieron de los “States” su patria. Ahora deben enfrentarse a la cruda realidad: su patria es otra y allá no son “bienvenidos”.

Seguro que usted conoce a alguien en esa situación, y no son pocos, es de notarse la gran cantidad de jóvenes mexico-americanos que están regresando a México.

Estando aquí, no se les puede ni debe etiquetar: algunos no desean volver a los “States”, otros todo lo contrario. Cada cual ha tenido experiencias de vida totalmente distintas, los verás trabajando en escuelas de inglés o aprovechando el hecho de que por acá la educación universitaria es más económica y verás a muchos traer consigo a sus hijos nacidos estadounidenses a ser mexicanos y probablemente cuando estos niños regresen a los “States” se lleven consigo a sus hijos nacidos mexicanos a ser estadounidenses.

Estos jóvenes, sin patria fija, son la prueba de que urge, hoy más que nunca, una reforma migratoria que les permita echar raíz donde sea que deseen estar. Pues hasta el día de hoy ni sus padres ni el gobierno les han permitido ser y estar a voluntad.