Cárceles vacías: retos del Sistema Penal Mexicano
Si usted me lee constantemente sabrá que justifico muchos de los vicios del país en base al devenir histórico. Si algo tenemos muy arraigado, y con vicios que son dignos de un catálogo del terror, es nuestro sistema de justicia. Que en ocasiones parece que fuera dirigido por el nunca bien ponderado Torquemada. Cuya estatua haría más sentido adornando los tribunales de justicia del país y oficinas de leguleyos mexicanos. Hablando de leguleyos, me sorprende que con tantos de ellos per capita nomás no demos una cuando de impartición de justicia se trata.
¿Por qué menciono a Torquemada? Pues porque nuestro sistema de justicia tiene un corte netamente inquisitorial. Recordará usted la cantidad de brujas que el mismérrimo Calderón Helsing, apoyado del remedo de cineasta García Luna, creó para sacrificar en pos de su guerra, aunque lo niegue mil veces, contra el narco. Claro que necesitaban de un oráculo, pues cuando uno anda en esas cuestiones santas necesita un medio de contacto con el más allá, y que mejor que la Jennifer para esos efectos. Hasta dos zombies, Lasca y el Chayo, engendraron esos dos.
Cabeza de Turco es sinónimo de Chivo Expiatorio. Y dado que Calderón se encargó de mantener la edad media mejor que nunca en el país, y a que los malos hábitos nunca mueren, pues recibimos este nuevo sexenio con el Elbazo, no digo que la bruj… perdón, maestra sea inocente, sólo digo que el espíritu justiciero de Murillo Karam me provoca sospechosismo.
Continuando con los hábitos viejos según recuerdo la figura del arraigo no era de la predilección de la nueva administración. Sin embargo Jesús Reyna ha caído víctima de este hermoso método inquisitorial que ni te acusa ni te libera sino todo lo contrario. Pues si eres inocente tu muerte te absolverá hasta que no se demuestre lo opuesto. Galimatías jurídico aquel pues Cantiflas ha de ser el santo de los leguleyos.
En este país no importa quien pague, sino que se pague. Eso también es impunidad aunque disfrazada de efectividad. Cuando sucede que el que paga es a quien corresponde pagar se ignora, particularmente cuando se trata de corrupción, a toda la camada de ratas que hay detrás. Regreso al Elbazo ¿Acaso la maestra hizo todo en solitario? Pues no, pero cuando el engendro se te revela lo mejor es cortar por lo malo, pero como la Hidra: más cabezas saldrán. En pocas palabras no se ve pa’ cuando se quiera combatir en serio al crimen y la corrupción.
Hermoso país el nuestro pero más hermosa su tradición jurídica.