Poder y dinero
Es la corrupción
La corrupción en México es un monstruo que crece día a día, no tiene frenos ni limites. La corrupción afecta el interés público y, por tanto, nuestro bienestar particular. Gracias a la corrupción, nuestros niños no aprenden lo que tienen que aprender en la escuela; gracias a la corrupción, los criminales no ponen un pie en la cárcel; gracias a la corrupción, hoy hay más pobres que ayer en nuestro país; gracias a la corrupción, nuestros representantes no representan nuestros intereses; gracias a la corrupción, las familias mexicanas están viviendo uno de los peores capítulos económicos, políticos, educativos y de seguridad que puedan recordarse.
El problema de la corrupción en México no es un tema del que se hable exclusivamente en nuestro país, el tema de la corrupción en México es reconocido y preocupa en otras latitudes y en instituciones globales. La directora para América Latina del Foro Económico Mundial, Marisol Argueta, sostiene que la corrupción en México crece de manera acelerada sin que las autoridades públicas puedan, ni quieran, poner un verdadero freno.
En los últimos meses hemos sido testigos de casos en los que está involucrada la corrupción en las más altas esferas del poder público en nuestro país; casos como el de las casas de la familia presidencial y parte de su gabinete; como el del desfalco multimillonario que el ex gobernador de Tabasco, Andrés Granier, hizo en las finanzas de esa entidad; casos como el del priista José Murat Casab y sus propiedades multimillonarias en Estados Unidos; casos como el desfalco a las finanzas públicas de Guerrero encabezado por el hermano del ex gobernador Ángel Aguirre; casos, casos y más casos. Podríamos escribir no una, sino un sin fin de columnas dedicadas al tema de la corrupción en México y, sin embargo, no pasa nada.
Los casos de corrupción en México han llegado a límites inimaginables en otras latitudes, la impunidad que acompaña a esta aberrante práctica es total. Se suma a esta una implícita complicidad de ciertos medios de comunicación que hacen caso omiso de casos tan escandalosos como el de la investigación del periódico estadounidense The New York Times que encontró y ha documentado cómo un grupo de mexicanos, entre ellos políticos y empresarios, manejaron de manera sospechosa y poco transparente miles de millones de dólares que no tienen explicación creíble que justifique su origen.
La verdad es dura, sin embargo lo primero que tenemos que hacer es aceptarla y, a partir de ello, construir soluciones apegadas a derecho que permitan ir constriñendo de manera real las prácticas corruptas y la impunidad en el país. Hoy, México vive una realidad muy distinta, la manga ancha en las finanzas públicas se ha terminado, el precio del petróleo ha caído y así permanecerá por bastantes años, el dólar se encuentra por las nubes y la economía en un letargo del que no se ve pueda salir. México no puede darse el lujo de permitirse continuar pagando el alto costo de la corrupción e impunidad.