Última llamada
Entrar en la pasion y la gloria de Jesús
Cristo es el amor, el hermano, el amigo mejor. En sus pasos de muerte y resurrección no podemos dejarlo sino dejar los placeres y estar con él.
En tu vida. El mundo de hoy nos manda disfrutar esta vida, sin ver más allá. Propone todo suerte de placeres, no enseña que hay que divertirse, no sufrir, no negarse nada.
No entiende que hay otra vida más rica y definitiva a la que se llega por el esfuerzo y el sufrimiento. No soporta la renuncia ni el sacrificio.
Dios habla.Para la gente de hoy, orgullosa del progreso tecnológico, con sus estudios, inventos, negocios y diversiones, la pasión de Cristo les parece una locura, algo absurdo, insoportable. El mundo no entiende a Jesucristo.
Los amigos de Jesús necesitamos sacudirnos las ideas tiránicas del mundo, sus moldes, sus redes que nos envuelven, para alzarnos de la bajeza del mundo al nivel de Cristo, a una altura limpia, diferente.
Su historia tiene importancia vital para ti, entrega su vida por ti. Nadie más lo hace.
Es de una humildad conmovedora, baja de cielo, deja su gloria, esplendor, riqueza, poder, se hace un esclavo.
¿Qué tanto vales para Dios, qué tanto te ama? Cristo muestra cuánto vales para él, te tiene un amor único, que no se ve en los amores interesados, falsos, de los humanos.
Padece tormentos inenarrables en la cruz, en medio de burlas, torturas, desprecio, odios. Y da un ejemplo de humildad y de fidelidad a Dios, de compromiso contra la corrupción y las bajas pasiones que dominan a los hombres.
Toma la forma de criminal, carga con los pecados de los malvados, asesinos, opresores de los pobres. Se convierte en el más despreciado de los criminales.
El es inocente, desafía a los poderes corruptos, a los criminales y sus cómplices que se venden por el poder y el dinero.
Entrega todo, lo humillan y lo aplastan, acepta la muerte.
Sufre los más crueles dolores y tormentos indecibles. Los estudiosos se admiran cómo pudo resistir tanto, como no murió con los tormentos.
“Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, la mejilla a los que tiraban de la barba. No aparté mi rostro de los insultos y salivazos”.
El profético salmo 21 describe otros sufrimientos de la pasión.
Las profecías del Antiguo Testamente se cumplen en la pasión de Jesús.
Hemos escuchado los pasos tan dolorosos que narra San Lucas.Empieza en la cena pascual, en la que entrega la eucaristía, su presencia bajo las especies de pan y de vino.
Conoce la traición por parte de un discípulo. Da ejemplo de servicio humilde a aquellos pescadores sucios y rudos.
Sufre tantas humillaciones, burlas y torturas de las autoridades de su pueblo, de las elites que lanzan al pueblo ignorante y voluble contra él.
En Medio de indecibles tormentos perdona a sus verdugos, sus enemigos.
Con la confianza total en alguien más grande que él, entrega su espíritu y es colocado en el sepulcro.
En la Semana Santa necesitamos muchas horas de silencio, recogimiento, oración, estudio del Evangelio para entrar en la pasión del Señor y empezar a entender, a sentir.
Urge empezar a vivir la compasión, encarnar en nosotros los sufrimientos de Cristo, hay que vivir la pasión.
Esta semana hay que renunciar a la ociosidad, diversiones, fiestas, balnearios para empezar a entender a Cristo y copiar en nosotros su pasión.
Es el desafío de semana santa. Es la decisión que debemos tomar para transformar nuestra vida y vivir en la fe con Cristo, ir contra la corriente de un mundo pagano, materialista, infiel.
Vive plenamente. Déjate alcanzar por Cristo, conviértete a él, entra en su amor, ten los mismos sentimientos que él de dolor por su pasión, muerte y resurrección.
Cristo en medio de nosotros. Cristo entra en su pasión, nos llama a estar cerca de él para alimentarnos con su cuerpo y su sangre.
Para reflexionar en familia. La familia, en pleno debe acompañara su Mesías en estas penas, sufrimiento, luto y triunfo.