Libros de ayer y hoy
Todo creyente ha de encontrar a Cristo resucitado. Muchos no lo saben reconocer. La Palabra revelada nos enseña la manera.
En tu vida. Para muchos católicos, Cristo es sólo una idea, un mitode su imaginario religioso, no es una persona viviente, parte de su experiencia.
Su falta de fe les vela los ojos no saben descubrirlo cuando él pasa a su lado. Hasta los milagros los atribuyen a los santos o a la astucia de los hombres.
Dios habla.La historia de la salación llega a su culmen cuando Dios se viene a vivir con nosotros en Jesucristo.
En la resurrección, Cristo se hace presente sin su cuerpo material a los hombres de todos los países de todos los tiempos.
Hemos de aprender a entrar en la vida de Cristo, en la resurrección.
Cristo resucitó, es el mismo Cristo glorioso que Juan vio según el apocalipsis: “un hombre vestido de larga túnica, ceñida a la cintura a la altura del pecho, con una franja de oro… Me dijo: yo soy el primero y el último, yo soy el que vive. Estuve muerto y ahora, como ves, estoy vivo por los siglos de los siglos.”
El mismo se aparece a ellos cuando se encuentran reunidos en la comunidad de apóstoles.
Una constante de las apariciones es que los discípulos no reconocen al Resucitado.
Hace falta la fe, el Señor se aparece a quienes han sido preparados de antemano, a quienes tienen fe, afirma Pedro.
San Juan nos enseña a creer sin exigir pruebas. Hay quienes esperan que Cristo se les haga perceptible por los sentidos, en visiones maravillosas.
Hay casos en que para fortalecer la fe limitada de muchos hermanos Cristo se aparece visible, perceptiblemente, es para afianzar la fe, pero hay que creer sin pruebas. “Bienaventurados los que creen si haber visto”.
Todos los apóstoles tienen una aparición de Cristo que los envuelve en un halo de cielo, de santidad.
Distribuyen muchos milagros del Señor Jesús. “Los apóstoles realizaban muchos signos y prodigios en medio del pueblo… Mucha gente llevaba a los enfermos y atormentados por espíritus malignos y todos quedaban curados”.
Cristo nos busca, hay que estar sintonizados para recibir la señal de Dios y dejarnos guiar por los testigos de su resurrección, sacerdotes y discípulos marcados por la experiencia del resucitado.
Estar sintonizados es vigilar en recogimiento, en la oración, el estudio de la ¨Palabra.
Hay que entrar en la misa con toda la persona, hacer un silencio profundo, que todo detenga su curso. Es en el recogimiento donde el Señor resucitado se aparece.
Hay que buscar a Cristo vivo.Afirma el Papa que a sus discípulos “los invitó a compartir su vida, su intimidad estando con él, los hizo tocar en su carne la vida del Padre”. Los hizo tocar la gloria del Padre, podemos añadir.
San Pablo es testigo de este encuentro con el resucitado. En sus cartas nos detalla su experiencia que nos sirve de guía.
En la misa necesitamos dejar afuera nuestros gustos y negocios materialistas, preocupaciones mundanas para alzarnos al nivel de la fe y del espíritu y reconocer la presencia de Cristo resucitado sin exigir pruebas.San Pablo nos conduce de la mano en esta experiencia divina de encontrarnos con Cristo resucitado.
Por eso, en misa, se necesita la participación de tu ser integral, de tu capacidad mística, de tu escucha y contemplación que es el terreno propicio para su epifanía.
Vive plenamente. Busca la experiencia de Cristo resucitado, tu vida cambiará para la eternidad. Ponte en sintonía, pon los medios: oración, estudio de la Palabra.
Cristo en medio de nosotros. Aquí estamos reunidos muchos discípulos, Cristo está en medio de nosotros, ¿lo sabemos reconocer resucitado?
Para reflexionar en familia. Haz de tu familia una comunidad de discípulos para que ahí se aparezca Cristo resucitado.