México en la prensa internacional
En tu vida. Hay realidades tremendas que nos esperan como el fin de la vida y del mundo en que no queremos pensar. Así perdemos el tiempo en asuntos vanos.
Será el tiempo de comparecer ante la justicia divina, los poderosos, los prepotentes, los que hacen el mal no escaparán. Habrá cero impunidad aunque ahora los perversos, prepotentes, sin escrúpulos parecen triunfar.
Dios habla. Dios desde el principio va educando a sus hijos, les enseña a entender su destino y las pruebas finales que tendrán que pasar para llegar a la vida definitiva, en la herencia del cielo, en la familia santa.
Nos lleva de la mano, nos hace madurar, boca de los profetas. Sofonías tiene una profecía con resonancias espectaculares y terribles, anuncia el juicio al que seremos sometidos con nuestro mundo.
“Ya viene el Señor ardiente como el horno, todos los soberbios y malvados serán como la paja. El día que viene los consumirá….”
En la misma línea, el salmo crea una atmósfera de gozosa confianza “regocíjese todo ante el Señor porque ya viene a gobernar el orbe. Justicia y rectitud serán los principios con los que rija a las naciones”.
Nos sentimos con ira porque no vemos esos principios muchas veces en los gobernantes y legisladores al momento de hacer las reformas, de hacer justicia a los pobres y castigar a los culpables. Parecen guiarse por la conveniencia, las influencias y dejan los crímenes impunes.
El fuego en la biblia es signo del juicio final ante Dios, ante Cristo, Juez supremo.
Vamos tantos atropellos e injusticias todos los días. Los perversos gozan de impunidad, parecen reírse y triunfar. Ellos no escaparán a la justicia divina Serán juzgados, pasarán por el fuego de la justicia suprema y recibirán un castigo infinitamente más terrible y eterno. De Dios nadie se ríe.
El Padre Dios entrega, en la plenitud de su plan, la gran revelación sobre el final de los tiempos en su Cristo.
Éste nos habla del final del mundo, tomando tradiciones y palabras del Antiguo Testamento, Explica Benedicto XVI en su libro Jesús de Nazareth presentando del discurso apocalíptico del Señor.
Tocamos los puntos del Evangelio de hoy, la destrucción del templo de Jerusalén: “Días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra de esto que están admirando….”
Benedicto XVI explica: Yahvé abandona el templo de Jerusalén, símbolo del pueblo judío, rebelde que no reconoce al Mesías. Los sacrificios han llegado a su fin, las prácticas de la religión. Empieza, en Cristo, un pueblo nuevo que sigue al Mesías en un mundo resucitado.
Hay señales del fin. Los falsos profetas engañan a la gente prometiendo que van a resolver todos los problemas, como el fundador de MORENA, palabra que hace alusión a la Virgen de Guadalupe. Como otros que para llegar al poder anuncian finalmente todos los bienes que “México se merece”.
Anuncia las críticas a los que buscan al Señor en las comunidades de la Palabra y el trabajo del templo de parte de sus familiares. Anuncia la persecución de los que defienden la verdad y la justicia como el obispo de Apatzingán, Miguel Patiño y sus sacerdotes.
Jesús no describe como vidente espectacular los acontecimientos del final que nos hará temblar.
“Sólo nos enseña el camino correcto para ahora y para mañana, escribe Benedicto.
Para el ahora recordemos a Pablo “les ordenamos de parte del Señor Jesús, pónganse a trabajar en paz para ganar con sus propias manos la comida”.
Vive intensamente. Toma en serio los secretos preciosos, vitales del Maestro. Acércate a él, cambia, prepárate para el final que va a llegar no sabes cuándo.
Cristo con nosotros. Cristo está en la misa, él nos conduce con su Palabra para pasar las pruebas finales, terribles. Nos da el alimento de vida eterna, su cuerpo y su sangre.
Para platicar en familia. Comenten: ¿tenemos bien claro que nuestra familia tendrá un final y daremos cuenta de los pleitos, flojeras, egoísmos, odios y todo?