Apuntes previos a la elección I
Fausto Vallejo al final ganó la partida, denostado por el candidato del PRI a la gubernatura Ascensión Orihuela quien pintó su raya frente al ex gobernador de Michoacán, rechazado por parte de la sociedad no por sus propios actos sino por los de su hijo Rodrigo, al final de la contienda electoral, el cuatro veces alcalde de Morelia resultó parte del equipo ganador de las reciente elecciones efectuadas en Michoacán.
Pragmático, el ex gobernador del Estado, ha sido desde hace décadas factor de poder, en el año 2001 sus bases se decantaron por Lázaro Cárdenas Batel en la elección del ejecutivo estatal y por él en la de alcalde en unos comicios en los que el voto diferenciado fue la característica. Al término de esa administración municipal su propósito era que lo sucediera Armando López Orduña, pero el PRI postuló a Salvador Galván Infante; Fausto no ocultó su enojo en esa ocasión y luego de una exitosa gestión municipal priista, el candidato tricolor fue derrotado por Salvador López Orduña del PAN, quien mantuvo parte del equipo de Fausto en su administración, entre otros al Tesorero Municipal Juan Manuel Álvarez Cienfuegos, al propio delfín que no logró la candidatura por el PRI, Armando López Orduña como secretario de Administración y a Carlos Ochoa León como contralor municipal.
Vallejo, con fuerza propia retornó a la presidencia municipal en 2008. Las circunstancias se dieron para que en 2011 pactara con Jesús Reyna al interior del PRI y lograra la candidatura al gobierno de Michoacán, enfrentando a la poderosa maquinaria del gobierno federal que respaldaba la candidatura de Luisa María Calderón Hinojosa, hermana del entonces presidente de la República.
El gobierno de Leonel Godoy, visto el rezago que mostraba en esa ocasión el candidato del PRD a la gubernatura, Silvano Aureoles Conejo; y ante la eventualidad de que triunfara Luisa María Calderón, actuó contra las casas de operación que la candidata del PAN había montado; la noche del sábado 12 de noviembre de 2011, fueron detenidos 42 responsables de la operación electoral y reventadas los centros de coordinación, se decomisaron listas y dinero; acusados de delitos electorales los 42 fueron remitidos a la Procuraduría de Justicia del Estado de Michoacán, terminada la jornada electoral, cuando ya no podían incidir en el resultado, el domingo por la noche quedaron en libertad.
¿Qué tanto ayudaría eso al candidato del PRI? Fausto ganó la elección de gobernador con 52 mil 233 votos de diferencia sobre Luisa María Calderón, arrasó en Morelia, ciudad que marcó la diferencia en esos comicios, no la Tierra Caliente como sin fundamentos se ha afirmado reiteradamente.
Lo ocurrido al llegar al gobierno lo conocemos, sus problemas de salud se agravaron por lo que tuvo que solicitar licencia y ausentarse durante siete meses y medio. Contra la intención de alejarlo en definitiva del poder, el presidente del Congreso del Estado Fidel Calderón Torreblanca —brazo derecho de Leonel Godoy durante la gestión de éste como gobernador—, facilitó el retorno de Vallejo.
Pero los problemas para el mandatario michoacano se agravaron, los grupos de autodefensa, obviamente apoyados, en ese entonces, por el gobierno federal, arreciaron su actuación; no se vio con agrado el regreso de Vallejo en los centros de poder del país y empezaron a moverle el tapete. En enero de 2014 se dio la intervención abierta del gobierno federal con la firma del Acuerdo para el apoyo Federal a la Seguridad de Michoacán y el envío, al día siguiente de ese pacto, de un Comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán.
Las presiones sobre el gobernador arreciaron, Alfredo Castillo Cervantes empezó a reemplazar al mandatario michoacano en muchas actividades, a meterse en asuntos correspondientes estrictamente en la soberanía estatal.
Fausto Vallejo fue llamado a Gobernación, en donde el subsecretario Luis Miranda Nava y el propio Castillo, le exigieron remover a funcionarios de su gabinete y colocar a quienes ellos querían; Fausto se negó. Jesús Reyna, el secretario de Gobierno estatal, ya había sido detenido por diferir abiertamente en las reuniones de gabinete estatal con el Comisionado.
Por esos días, Alfredo Castillo aparentaba —como buen discípulo de Genaro García Luna con quien trabajó en la Secretaría de Seguridad Pública Federal—tener ya resueltos los problemas de seguridad; en un primer momento se alió con ex Templarios, integrantes del Cártel de Jalisco Nueva Generación; así como con ciudadanos inconformes que estaban levantados en armas. A los delincuentes los premió haciéndolos mandos de la Fuerza Rural, a las cabezas delos segundos, al no poder someterlos, les inventó delitos y los mandó a la cárcel. José Manuel Mireles, Hipólito Mora y Enrique Hernández fueron a prisión injustamente.
A Vallejo le torcieron el brazo con los videos de su indefendible hijo captado en reuniones muy amigables con Servando Gómez Martínez “La Tuta”; el mandatario michoacano fue obligado a dimitir. El grupo del senador Ascensión Orihuela llevó mano en la selección del gobernador sustituto y la designación de parte del nuevo equipo del gobierno estatal, aunque Castillo colocó a incondicionales en las áreas fundamentales de la administración pública michoacana, extendiendo su dominio más allá del área de seguridad y de la coordinación de los funcionarios federales.
Fausto lamentó la designación de Chon Orihuela como candidato a gobernador y fue del dominio público que el candidato a la presidencia municipal de Morelia, Jaime Darío Oseguera no contaba con su simpatía. La vox pópuli atribuyó a Fausto que al inicio de las campañas había dicho del diputado que propuso a Salvador Jara como gobernador sustituto en la tribuna del Congreso local: “me voy a encargar que pierda la presidencia municipal de Morelia”.
Las conversaciones difundidas por La Jornada Michoacán el pasado 16 de junio en las que Fausto Vallejo expresa que la mejor opción para los michoacanos era el perredista Silvano Aureoles para el gobierno del estado y la incorporación de Carlos Río al equipo de transición del ganador de los comicios, explican que aún golpeado y en el ostracismo político, el factor F sigue pesando en Michoacán.