Libros de ayer y hoy
Derivado de la información vertida por los medios de comunicación, en los recientes días hemos sido testigos de un fenómeno que tiene lugar en el sector educativo del país, concretamente el bullying. El bullying es el maltrato físico y/o psicológico constante que recibe un niño por parte de otro u otros niños, cuyo comportamiento es cruel para someterlo o asustarlo. Lamentablemente, los casos del bullying dados a conocer por los medios de comunicación en los últimos días no son asilados. De acuerdo a datos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, ocho de cada diez alumnos sufren bullying en México. Es fundamental que al fenómeno del bullying le demos la importancia que se merece, ya que no se puede pensar que es únicamente producto de juego entre niños o jóvenes.
El caso en torno al bullying es grave en México, tal como lo dejan ver los datos más recientes del Sistema Nacional DIF donde se diagnostica que uno de cada seis niños que han sido objeto de bullying ha pensado en suicidarse. Los primeros indicios sobre las razones que dan origen a este comportamiento indican que los “bulleadores” acosan a sus víctimas porque los consideran “diferentes”, porque les gusta ver el sufrimiento en otras personas y porque les gusta ejercer el poder y la fuerza sobre otros. No cabe duda que las raíces del bullying son un reflejo de lo que está pasando en nuestra sociedad y, particularmente, en nuestras familias debido a que esta es la primera referencia de comportamiento que tienen los infantes.
En días recientes nos enteramos del caso de una niña que fue amparada por un juez debido al acoso que sufre en su escuela por parte de otro escolar. No obstante, al no ser escuchada ni atendida por las autoridades correspondientes de la Secretaría de Educación, el juez determinó que esta niña deberá contar con una custodia que vele por ella en todo momento en que se encuentre en la escuela y cerca del niño acosado.
La sorpresa de la medida tomada por el juez genera reflexión desde diversos aspectos. Por una parte, llama la atención que las autoridades escolares no hayan tomado cartas en el asunto de manera oportuna para evitar que esta niña sufriera de acoso; por otra parte, llama la atención la medida tomada por el juez ya que no es una acción que coadyuve en la resolución de fondo del problema, no es una acción que modifique el comportamiento acosador ni tampoco es una medida que exima a otros individuos de ser objeto de este tipo de acoso.
El fenómeno del bullying es un reto más que tenemos que resolver como sociedad en materia educativa, vale la pena comenzar desde nuestros hogares. Hay que preguntarle a nuestros hijos de sus relaciones en su escuela, hay que involucrarnos en ello. No hay que fomentar actitudes violentas en nuestros hijos, tampoco hay que alejarnos de ellos porque pudiera ser que en medio de una comunicación raquítica e ineficiente entre nosotros y nuestros hijos, se encuentre escondido un caso de bullying.