La opción
¿HUICHILOBOS?
LAS PERRAS DE LA VENGANZA QUIEREN SANGRE
El pasado sábado 30 de abril de este año, el Grupo Interdisciplinario de Expertos Internacionales, dependiente de la Comisión interamericana DE LOS Derechos Humanos, organismo de la Organización de Estados Americanos, presentó su último y definitivo informe de sus trabajos encomendados y como coadyuvante de la Procuraduría General de la República, en el terrible caso de la desaparición forzada de los 43 estudiantes de la escuela normal rural Profr. Raúl Isidro Burgos, que funciona en Ayotzinapa, Gro.
El contenido de este informe ya es conocido. Dentro de lo más conocido y conversado y analizado por la opinión pública están sus recomendaciones sobre el respeto a los Derechos Humanos, la presentación de obstáculos para el cabal cumplimiento de su encomienda, la afirmación respaldada con videos grabaciones de que los hallazgos oficiales – en las márgenes del río San Juan – del 29 de septiembre de 2014, fueron sembradas por el director de Investigaciones criminales, Tomás Zerón de Lucio, pero no dice, no afirma nada de su encomiendas: ¿Dónde están los cadáveres-restos de estos 43 desaparecidos? ¿Qué pasó con ellos?
Algunas conclusiones de ese informe apuntan hacia el señalamiento de que el director de averiguaciones criminales sembró las bolsas con residuos – cenizas, polvo, et., – y buena parte de la opinión pública, lo que llaman la comentocracia y un sector de la sociedad acepta este señalamiento, indicación subliminal que oculta su destino final: El Estado.
Algunas reflexiones:
1ª La más sencilla: ¿Qué ganaba el Estado mexicano con esta desaparición?
2ª. Debe recordarse que el Estado mexicano – la Federación, siete días después la PGR atrajo el caso por mandato constitucional y durante esos primeros seis-siete días estuvo bajo la fiscalía- procuración de justicia del estado de Guerrero.
3ª Si se sigue con la aceptación de la línea planteada por el GIEI, se destruiría todo el caso y existen, por los menos 136 detenidos, la 9nmensa mayoría de ellos confesos y, en este caso, todos saldrían libres.
4ª ¿En este terrible caso, qué se hará con todo el trabajo de investigación – el más grande, completo y casi terminado sobre esta desaparición forzada?
5ª. Nadie ha demostrado con hechos, no con supuestos o con conjeturas, qué sucedió realmente con ese grupo de estudiantes, salvo las declaraciones y confesiones del más de un centenar de detenidos.
6ª Debe dársele valor a las declaraciones y confesiones iniciales de los detenidos: “Tiramos las bolsas con las cenizas y restos triturados al río… ¡Jamás los van a encontrar, jefe”!
7ª Las bolsas negras son iguales todas. No hay nada, no hubo, nada que las singularizara.
8ª ¿Por qué no darle razón y aceptar la justificación de Tomás Zerón de Lucio de que actuó como lo dice y lo respalda con videos grabados y con fecha?
¡Ah! Sucede que Huichilobos, al no poder tumbar al Gran Tlatoani, quiere sangre y las perras de la venganza claman sangre y Tomás Zerón, si no logra acreditar, creíble, confiablemente, sus actos de esos días -28 y 29 de octubre de 2014 -, por no recordar lo que dicen las concejas burocráticas y jurídicas: No hacer cosas buenas, que parecen malas, pagará los platos rotos.
Para mostrar que no estamos lejanos de los hechos y del momento, transcribo la columna POLÍTICA IRREMEDIABLE, de Román Revueltas Retes, publicada en MILENIO, diario, en su edición de ayer martes 3 del presente:
TIENE MUCHA LÓGICA PENSAR QUE FUE LÓPEZ OBRADOR.
“A falta de pruebas periciales que determinen fehacientemente el asesinato de los 41 individuos restantes (porque de dos de ellos ya hay estudios concluyentes), debe imponerse la lógica, señores y señores, la simple lógica: ¿Tiene algún sentido que el gobierno federal hubiera ordenado la matanza de 43 estudiantes? Díganme ustedes: ¿por qué hubiera debido hacerlo? ¿Para qué? ¿Con qué propósito y esperando qué beneficio? ¿Para agenciarse un morrocotudo desprestigio? ¿Para ser acusado en organismos internacionales? ¿Para ofrecer en bandeja de plata un pretexto a la agitación social, la violencia callejera y la protesta de opositores?
Vayamos más lejos: si los cuerpos no fueron incinerados en el basurero de Cocula, ¿eso significa obligadamente que estén retenidos en algún lugar, y que se pueda formular la extravagante exigencia de que vuelvan con vida? ¿No es mucho más razonable admitir las declaraciones de los sicarios y aceptar, entre otras cosas, el valor probatorio de un mensaje de texto que asegura “nunca los van a encontrar, jefe”? Y, si hubo fallas en el proceso, ¿eso significa que se invalidan todas las declaraciones, que no es cierto nada de lo que consta en los expedientes que los presuntos culpables son inocentes, que los asesinos de la organización Guerreros Unidos no participaron en los hechos, que el señor Abarca no tiene vínculos con el crimen organizado y, luego, entonces, que “fue el Estado”?
Ah, y ¿Por qué nada más deben ser creíbles las teorías de algunos expertos, los que niegan que pueda haber ocurrido en incendio, y no las de otros peritos que afirman que sí tuvo lugar el fuego y que los cuerpos sí pueden haber sido incinerados allí, en esas condiciones, en esa fecha y de esa manera?
De nuevo y volviendo a las acusaci9ones que lanzan los indignados denunciantes, ¿qué interés hubiera tenido el Ejército Mexicano en raptar 43 estudiantes y en quemarlos clandestinamente en algún horno? Es absurdo creer algo así. Pero ya puestos a sospechar, a creer teoría conspiratorias y a lanzar acusaciones, hagámoslo. O sea, declaremos que López Obrador es el autor de esta atrocidad. Y planteemos de paso, las mismas preguntas. ¿Para qué, con qué propósito y esperando qué beneficio? Pues, para desprestigiar al gobierno de Enrique Peña, para desestabilizar al país, para sembrar desorden e incertidumbre y, al final, aparecerse como el gran salvador de la nación mexicana. ¡Esto sí tiene lógica, qué caray!
Y, como complemento, agrego la colaboración de Esteban Illades, periodista autor de “LA NOCHE MÁS TRISTE”. LA DESAPARICIÓN DE LOS 43 ESTUDIANTES DE AYOTZINAPA, publicada en MILENIO, diario, en su edición de ayer martes, 3 de mayo.
“Ya los únicos que buscan a los estudiantes son los padres. El GIEI se fue, el EAFA también, y lo que queda es la PGR, cuya única hipótesis es el basurero, aunque con la certeza de que jamás podrá determinarse cuántos cuerpos se quemaron ahí. Con ella permanece la sombra de dos informes del GIEI, cuyo gran acierto es exponer el desastre que es la procuración de justicia en el país. Una teoría incomprobable y un descrédito ganado a pulso ion el resultado de estos 19 meses. El proceso penal contra los más de 120 detenidos por la desaparición de los 43 – y el asesinato de seis personas – sigue su curso. Con el tercer peritaje es probable que la PGR agregue homicidio a los cargos en contra de los supuestos miembros de Guerreros Unidos, en este momento enjuiciados por secuestro, entre otros delitos. Falta que el proceso avance, y que el juez determine si en efecto son responsables o no de la muerte de porro lo menos 17 estudiantes.”
¡Andamos tan mal!