La ley y Dios

Nuestro mayor bien es Dios y su santa voluntad. Necesitamos escuchar su Palabra y obedecer su mandatos, urge la reforma del corazón.

 

EN TU VIDA. La palabra de Dios ilumina los problemas de hoy, como es las leyes que quieren legitimar las relaciones entre homosexuales y su unión estable.

Necesitamos guiarnos por los valores eternos que encontramos en la Palabra de Dios, no por moda o capricho como en el caso que he mencionado.

 

DIOS HABLA. En el fondo de las leyes hay que buscar a Dios, su sabiduría infinita, su amor real por el hombre.

Los judíos a través de las leyes tenían que buscar a Dios y sus santa ley. León Tolstoi en Ana Karenina, con el personaje de Levín plantea esa búsqueda. Los puros de corazón son quienes buscan a Dios y su santa voluntad.

No basta con el cumplimiento mecánico de la ley, o cumplir por cumplir sin entender, hay que buscar la persona de Dios: “cumplan los mandamientos del Señor que yo les enseño como me enseñó el Señor, mi Dios”.

De esta manera hay que “guardarse de un mundo corrompido”, como advierte el apóstol Santiago. Estamos en un mundo lleno de corrupción: se encubren las grandes injusticias que sufre el pueblo de Dios, se hacen leyes para proteger conductas sexuales y de convivencia que van contra la naturaleza, que son excepción y perversión.

Ante los grandes problemas nacionales , gastamos tiempo y energía con tradiciones patrias, ritos tradicionales como el informe, discursos que halagan a los oídos y afirman que todo lo que hace el presidente y los servidores públicos está perfecto.

No hemos ido a la reforma esencial, el gobierno nunca la va a impulsar, la reforma del hombre, del corazón.

De ahí procede todo lo que hace el hombre de perverso, de ahí proceden los saqueos de los recursos de todos, los sueldos injustificados, el despilfarro irracional en el gasto público, las cuentas que hacen reservadas, la falta de transparencia.

“Escúchenme todos y entiéndanme, clama el Señor Jesús: “del corazón del hombre proceden las intenciones malas, los homicidios, los adulterios, las perversiones sexuales, las relaciones vergonzosas, los fraudes, el desenfreno, (que se promueve con los métodos anticonceptivos), las codicias (del dinero y del poder)… el orgullo (de los poderosos, de los gobernantes), la frivolidad que todo lo convierte en placer desenfrenado, irracional, en juego, en aventura.

 

Para ser sabio y hacer las cosas bien, todo hombre debe tener en cuenta a Dios y su santa ley. Mayor responsabilidad revisten las acciones de los actores públicos, como los legisladores cuando preparan leyes, concretamente la ley sobre el matrimonio que cambia su naturaleza del matrimonio y es un golpe mortal para la familia, para introducir la unión de los homosexuales. Con leyes sabias y justas ellos deben hacer de Michoacán un gran estado por sus leyes sabias.

Tenemos la fe bien guardada, vivimos en un divorcio terrible fe-vida. Necesitamos todos sacar la fe del ropero, de la iglesia, desempolvarla para que sane nuestra sociedad de corrupción, de descomposición nauseabunda.

Los gobiernos liberales han marginado la fe de los católicos y éstos se dejaron marginar de manera que la fe no influye en la historia de Michoacán, en los grandes problemas sociales como sucedió en la guerra de independencia y en la revolución mexicana a pesar de la acción anticatólica de muchas revolucionarios como Mújica y muchos otros.

 

Vive intensamente. Necesitamos llevar a Cristo a todas partes y dejarnos guiar por él, a la oficina, los negocios, los estadios y antros.

 

Cristo con nosotros.  El Hijo de Dios nos ha reunido para enseñarnos a buscar a Dios. Nos da su ley y nos alimenta con su cuerpo y su sangre.

 

|Para comentar en familia. En tu familia hace falta hacer presente a Dios y cumplir sus mandamientos. Será una familia sábia, sólida, feliz.