Los factores de poder
Una efervescencia social, el viento de la política agita todo.
La marcha del país y del Estado se detienen, como si todo fuera búsqueda de poder.
Somos espectadores pasivos, envueltos y sacudidos por el viento de discursos en dirección al polo del poder.
No podemos dejarnos llevar como hojas de árbol arrastradas por el viento.
No podemos ser sólo mirones en la marcha hacia lo porvenir, en la construcción de un país de progreso y vida digna.
Perseguimos la meta ideal, a través de un proyecto para México. La utopía, la patria perfecta.
Nos han dicho que cada sexenio iba a ser perfecto, iba a realizar la utopía.
Tenemos la experiencia de los gobiernos.
Es cierto que México es un país muy rico en todos los órdenes.
Que a pesar de eso, México va a la cola en las realizaciones y progreso y a la cabeza en algunos vicios, crímenes y atrasos.
Los períodos de gobierno no alcanzan plenamente las metas que se proponen.
En el discurso presenta otra realidad: todo es perfecto, digno de monumentos y placas conmemorativas, digno de aplauso.
“Hemos organizado los mejores juegos de la historia, hizo proclamar el gobernador de Veracruz.
La historia dice la verdad desnuda de la gestión de reyes y presidentes.
Así el pueblo de Israel pide un rey. Su experiencia del reinado de sus soberanos es desastrosa o mala o pasable.
El pueblo se proyecta a otra dimensión, de Dios.
Se le anuncia un rey que traerá el bienestar para todos.
Lleno de sabiduría y capaz de hacer justicia a los pobres.
Verdadero pastor y capaz de traer la paz a los pobres.
Pronuncia juicios justos y aborrece la iniquidad.
Hay un personaje que realizó plenamente estas expectativas.
Fue un hombre, al mismo tiempo era Dios, vino del reino eterno. Jesucristo, hijo de Dios, Dios mismo hecho hombre. El todo lo hizo bien y no dejó que lo hicieran rey, ni buscó la popularidad ni las ventajas materiales.
Cristo convirtió a los pecadores y a los soberbios y necios, a los que no querían perder sus privilegios los encaró, les echó en cara su maldad, conocía sus perversión, su crueldad y capacidad de venganza. Denunció sus crímenes a pesar de que sabía que eran asesinos. Desafió a los poderosos corruptos, mentirosos, que a los corruptos que querían adueñarse del poder con mañas, mentiras.
Los poderes corruptos la secuestraron, cometieron toda clase de injusticias, lo torturan, los sentenciaron siendo inocente.
La maquinaria del mal pareció triunfar, lo aplastó, lo mató.
Fue necesario que Dios interviniera con todo su poder. Lo hizo y derrotó al mal. Resucitó Jesús e hizo amanecer el mundo nuevo.
las bases del mundo nuevo, de la patria ideal.
La utopía es una realidad, está en el horizonte. Los discípulos de Jesús, herederos del tesoro de la fe, tienen como la tarea preparar el reino aquí en la tierra, preparar el advenimiento de la patria ideal hasta que llegue su consumación en la era que va a venir.
Tiene una importancia decisiva elegir a sus servidores públicos en los que deposita el poder el pueblo soberano.
Aquí aparecen criterios muy claros para elegir y votar.
Debe conocer a los candidatos en su persona, sus cualidades morales que se conocer por trayectoria y por sus obras.
Debe elegir hombres sabios, de integridad probada, de virtudes espirituales y ciudadanas. Hay poner a prueba sus cualidades, como se escarba hasta encontrar el terreno sólido antes de poner los cimientos.
Un mal de México es que nos han gobernado tecnócratas, hábiles para las maniobras, preparados en ciencias exactas pero carentes de sabiduría.
¡Basta ya de injusticia y de impunidad! Es un clamor ahogado de las multitudes sufrientes. No podemos elegir más promotores de la injusticia, arbitrariedad, inmoralidad. Es importante dar el voto a quienes respeta la ley y promueven la justicia.
Hay que elegir a quien pronuncia juicios justos, principalmente con los pobres y aborrece la iniquidad y es amigo y colaborador de los hombres de corazón puro.
Comparten esa tarea todas las personas de bien que aman a México, que tienen dignidad y grandeza de personas humanas.
Los discípulos de Jesús preparan la venida de la Patria ideal.
Quienes comparten la fe y quienes quieren el bien de México deben preparar el advenimiento de la patria nueva.