Teléfono rojo
La venida del Papa, semillas sembradas
En medio de una intensa alegría, el Papa sembró las semillas que son inicio de procesos nuevos de una sociedad nueva de transparencia sin vicios ni crímenes.
Esta reflexión está dirigida a quienes aceptan el universo de valores religiosos que hay en su corazón, más directamente a quienes tienen la fe de Jesucristo.
En el sustrato cultura del México, en el inconsciente colectivo está Dios. Me parece a mí que algunos tienen como cegada esa fuente, como oculta bajo capas de otras realidades.
De tiempo en tiempo, Dios aparece en medio de su pueblo, es una teofanía, viene a revelarnos su sabiduría secreta, a hacernos vibrar con un gozo desconocido, a ponernos en marcha a la patria ideal que preparamos, donde nos dará los regalos verdaderos.
La venida del Papa es una experiencia diferente, es otra cosa. Vibramos de gozo, la vida se conmueve, la tierra y el cielo se quedan en un silencio profundo pero vibrando de su presencia, con nostalgia y gozo. El Papa viene, trae una intensa alegría. La vida se remueve en las entrañas, hay un despertar de fe.
Aparece el fondo bueno de los hermanos, los espacios de fe se reaniman y la creencia resurge de la ceniza, del manto de basura y chatarra que la cubre en una sociedad de consumo, placer y mundanidad, sin apertura al mundo de lo infinito.
Hubo trabajo y emoción para preparar su venida y no han terminado. La tarea más grande empieza ahora.
Es una sacudida como un terremoto, como la aparición de un mundo nuevo. Se despiertan nuevas energías puras, poderosas en los creyentes.
La presencia y las palabras del Papa son nueva luz que recuerda la tarea. Hay que dejarse fascinar por esa luz y seguirla a través de las señales que Dios hace hacia los bienes verdaderos.
“Qué tentación nos puede venir de situaciones dominadas muchas veces por la corrupción, la violencia, el tráfico de drogas, el desprecio por la dignidad de la persona, la indiferencia ante el sufrimiento y la precariedad?…
La resignación… Una de las armas preferidas del demonio. Y ¿qué se le vas a hacer? La vida es así. Una resignación que nos paraliza y nos impide no sólo caminar sino hacer camino. Una resignación que nos atrinchera en las sacristías y aparentes seguridades…”
Nos desinstala el Papa de una vida pastoral cómoda, a modo. Nos reta a la conversión como pastores o creyentes comprometidos en la comunidad.
Pone el dedo en la llaga de los males que nos agobian, invita a avanzar a las metas que no esperan.
Como en una primavera nueva, hay nueva claridad, nuevo crecimiento y dinamismo, para empezar una vida nueva en la comunidad.
La visita del Papa no es una fiesta como un fuego de artificio o una función de circo que nos divierte, pasa y no deja nada.
Es una tarea, una renovación, renouveau, aggiornamento, como se decía en tiempos del concilio.
Se necesita una evangelización en movimiento, nueva en su estilo, hay que salir de la fortaleza de la parroquia y de las viejas prácticas pastorales, cargadas de ritualismo y trabajos de notaría.
Todos queremos el cambio, ¿qué pasos seguir?
Hay que renovar el átomo del tejido social, la persona, empezando por uno mismo.
Entre todas las reformas realizadas por el Estado está haciendo falta la primera y fundamental, madre de todas las reformas, la reforma moral de la persona.
Si el átomo se reforma, revoluciona todo el tejido social e interacciona con todo: la educación, la gestión gubernamental, el modelo de sociedad, etc., etc.
Se reformará la oratoria y los discursos de los gobernantes y políticos. Qué delicia ver un orador diferente en el Papa y escuchar un discurso tan diferente de los discursos de los que estamos hartos, hasta el copete.
La explicación es simple pero el presupuesto es terriblemente difícil porque requiere hombres de transparencia, sencillez, despojados de intereses egoístas y amañados, hombres amantes de la verdad, con una capacidad absoluta de amar a la persona y servirla en sus verdaderas necesidades, sin buscar fines bastardos.
Se puede decir mucho más pero sólo basta repasar los videos de las homilías y discursos y ver al Papa de la sencillez y la humildad.
Hay mucho que hacer en la sociedad mexicana, personas, sociedades intermedias, gobiernos, Iglesia, grupos que se dedican a hacer proselitismo.
Habrá que pasar de la emoción y los gritos a la reflexión, cuestionamiento, conversión, dejando el hombre viejo de vicios y revestir el hombre nuevo revestido de los valores universales y religiosos.
En la Iglesia, hay que implementar un nuevo modelo de parroquia, renovar las ideas subyacentes venidas del evangelio. Hay que tener una nueva idea de la comunidad, la evangelización desde la Palabra de Dios y desde los mensajes del Papa. Hay mucho trabajo por delante.