Desde la izquierda

Informe de un Michoacán que no existe

“¡No me Voy!  ¡No me Voy! Y ¡No me Voy!”, pareciera ser el corolario de una celebración tan vetusta como arcaica: el día del gobernador. Fue, primero un acto protocolario en el Congreso (que debería ser el principal) y después una fiesta de compadres, empleados y militantes del PRI.

Fausto Vallejo organizó su Segundo Informe similar a aquellos priistas de antaño con amplio despliegue de seguridad, vallas, harta comitiva, sólo faltó la banda de viento lanzando dianas y la interminable cascada de aplausos.

Tras un año desastroso para Michoacán, donde las ausencias y retornos del gobernador desataron la peor crisis de ingobernabilidad en décadas, donde se expandió la inseguridad y se ahondó más la crisis financiera, el gobierno del estado no asumió una posición humilde, autocrítica y sin aspavientos.

Por el contrario, optó por la apoteosis y el mundo irreal. En los dos discursos que Fausto Vallejo enarboló el viernes pasado, sólo mostró un mundo maravilloso, pero la realidad es otra: el estado no camina, porque el gobierno estatal presume lo que no hizo, y dio rienda suelta a una danza de cifras “refriteadas” del primer informe, de obras no terminadas y propuestas a destiempo.

El discurso del Gobernador del estado no corresponde a la realidad que viven los michoacanos y está muy lejos de cumplir los objetivos trazados en el Plan Estatal de Desarrollo, del cual por cierto ya ni se habla. El informe nos transporta a un mundo de fantasía, cuando el escenario es otro, porque el estado no camina, y por más que se trate de colgarse de los avances de la estrategia federal, lo cierto es que Fausto Vallejo pretende caminar entre algodones, cuando la entidad sigue hundida en el barro de los errores y la inoperancia de ésta administración.

Para muestra un botón: hablan de 8 millones de turistas y visitantes en el 2013, pero justifican esa cifra no sólo con quienes vienen a visitar Michoacán y sus rincones, sino con quienes transitan por la entidad, quienes vienen a visitar a parientes, los que van de paso y otros “turistas de horas”. Tal vez el gobernador estaba pensando en el turismo político.

En el Segundo Informe de Gobierno se abordan cifras que no son veraces y las obras que reporta el mandatario no se han concluido.

Los exhortos y propuestas para mejorar las condiciones del estado debieron haber sido al inicio de su administración, y es de lamentarse que la falta de resultados del presente las atribuya a los pasados gobiernos.

El informe evidencia que durante este segundo año y el primero no hubo avance y las cifras dadas a conocer son de dudosa credibilidad, además de mencionar obras ya contenidas en su primer informe como si fuera un refrito del 2013.

En resumidas cuentas, se habló de un Michoacán inexistente, en el cual ya nadie cree.