La corrupción: más que una cuestión de valores
Uruapan, Michoacán, 16 de abril del 2016
El tema institucional inició con el título de Desarrollo Social; después se le añadió lo Humano; enfaticemos lo humano…
El Desarrollo Humano tiene como esencia a la persona, al individuo y en lo personal creo que ese es el camino de reconstrucción nacional; finalmente a la sociedad mexicana la componen millones de individuos de la manera que a nuestro cuerpo lo componen millones de células, qué, cuando unas pocas se enferman, pueden derivar en cáncer y matar al todo, el cuerpo de una persona. Hoy vemos que cuando un grupo de individuos enferman en su mente, en su cuerpo o en su alma, el daño que recibe el todo social es tremendo; sea esta enfermedad el crimen organizado, la trata de personas, la corrupción de personas, grupos, partidos o instituciones, o simplemente de personas que en lo individual son deshonestas, abusivas, mentirosas, gandayas o tranzas… Visto así, el camino del Desarrollo Humano tiene necesariamente que pasar a través del individuo, de cada persona y es ahí donde quiero enfocar las reflexiones de hoy: inicio haciendo una aseveración, con excepción de personas enfermas, todo individuo (ciudadano) tiene la capacidad de aportar algo a la sociedad y de alcanzar su propia plenitud a través de sus pensamientos, palabras y acciones. ¿Entonces porque no se da en todos los casos y en todos los individuos esta actitud productiva y de aportación social? En mi opinión, por cuestiones de construcción social y por la educación ausente o mal dada; digo cuestiones de construcción social, porque lo que hoy tenemos como estructura social tiene muchas fallas, empezando por la discriminación en todas sus facetas: étnica, social, económica, cultural, educativa, etc. a ello añadamos la desigualdad educativa en sus dos principales troncos, la familiar en casa y la institucional en las escuelas. En aspectos de educación familiar tenemos de “chile y de manteca” derivado de la propia educación familiar y de los padres; esto hace que los hijos sean discriminados en función de su propia cultura familiar que va desde la forma de hablar, hasta el comportamiento o forma de vestir, lo que en esencia nos separa por tipos de educación; en la educación institucional también tenemos diferencias entre la educación pública y privada y en cada uno de los casos, entre cada escuela en función del nivel y compromiso de maestros y directivos, más las diferencias entre planes de estudio y el énfasis en cuestiones como arte, cultura y deporte.
Decía en artículo pasado que el Desarrollo Social y Humano puede ser entendido como un proceso de mejoramiento de la calidad de vida de cada persona y de la sociedad en general que tiene como objetivo el “Bienestar social”; pero si el énfasis lo ponemos en el Desarrollo Humano, opino que este iría más allá del mejoramiento de vida de la persona, para enfatizar el desarrollo y crecimiento integral de cada persona en función de sus capacidades y habilidades para alcanzar en el tiempo de vida su propia plenitud. En otras palabras, el Desarrollo Social enfatiza el bienestar exterior destacando el bienestar material; el Desarrollo Humano, vuelvo a opinar, enfatizaría en contraparte el desarrollo integral e interior de cada persona a través del sano desarrollo de su cuerpo y su mente para alcanzar el viejo proverbio de mente sana en cuerpo sano. El camino inicia, opino, por construir el pensamiento positivo como eje del comportamiento humano para tener calidad de vida y este lo sustentaría y cito al P. Adolfo Güémez, L.C. en su libro: “Hablar bien, vivir mejor”, en la benedicencia, es decir el termino que el usa para definir el hábito de hablar bien de los demás que a su vez define como la virtud de amar a través de la palabra; que por supuesto se contrapone a la maledicencia que es la costumbre (o vicio) de hablar mal del prójimo.
Acaso estoy mezclando religión con la propuesta social?, creo que no, simplemente enfatizo la necesidad de tomar como punto de partida lo que el ser humano es en esencia, para construir una cultura de interacción social que nos permita catapultar nuestras capacidades para desarrollar todo nuestro potencial, como estrategia de Desarrollo Humano… Me explico con la narración del psicólogo argentino Bernardo Stamateas: “En la tribu de Babemba en África, acostumbran combatir el rechazo y la discriminación de forma curiosa: Cuando alguien se equivoca, comete una falta o es injusto, todos los habitantes de la tribu lo rodean y cada uno le dice en voz alta todas las cosas buenas y virtudes que conoce del infractor; hechos, cualidades, sentimientos; pero callando hacer referencia a la falta que cometió.” Al final la persona vuelve a ser recibida en la tribu sin rechazo, sin reclamo e imagino con un sentimiento de compromiso con los demás que de manera natural trae buen comportamiento en el futuro. Creo que ese es el camino, rescatar a cada persona, a cada ciudadano, no solo para incorporarlo a la vida económica y que alcance un mejor estadío material; sino para que se desarrolle integralmente sintiéndose digno y en capacidad de sumar, junto con sus semejantes, en este gran proyecto que es Michoacán, que es México… ¡Así de sencillo!