Carolina Viggiano /Quadratín
Una bella ancianidad es, ordinariamente,
la recompensa de una bella vida.
Pitágoras
Por iniciativa de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el 15 de junio fue instituido como Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, con el propósito de sensibilizar a la población del planeta acerca de las distintas formas en que se lastima la dignidad de los adultos mayores.
En nuestro país, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el número de personas mayores de 60 años es de poco más de 10 millones y representa el 9.1 por ciento de la población total, mientras que el 34.8 por ciento está conformado por personas de entre 30 y 59 años de edad. Esto significa que en los próximos 30 años el número de personas adultas mayores se incrementará considerablemente, superando por mucho el índice que actualmente integra este segmento poblacional.
De acuerdo con la ONU, el maltrato a los adultos mayores se manifiesta como un acto único o repetido que causa daño o sufrimiento a una persona de edad avanzada, así como a la ausencia de medidas apropiadas para evitarlo.
La mayoría de nosotros ha tenido o aún tiene la oportunidad de compartir su vida con uno o varios adultos mayores, quienes regularmente nos comparten su experiencia, consejo y cariño: nuestras abuelas y abuelos, principalmente, pero también nuestros padres u otros familiares y amigos.
Al paso del tiempo, es recurrente el olvido en que suelen verse muchos de ellos, quedando en el abandono, ya sea en sus propias casas o en lugares de asistencia donde pocas veces son visitados, presentándose incluso episodios en los que son víctimas de personas que abusan de su vulnerabilidad para obtener un beneficio económico mediante la violencia o el encierro forzado, disfrazado de atención.
En otras palabras, el maltrato a los adultos puede adoptar diversas formas como son el físico, psicológico, emocional o sexual, así como el abuso de confianza en cuestiones económicas. También, puede ser el resultado de la negligencia, sea esta intencional o no.
Debemos estar conscientes de que niños, jóvenes y adultos, tarde o temprano, también seremos ancianos y requeriremos del cuidado y amor de nuestros hijos, nietos y de la sociedad entera, pues como dice el dicho “Como te ves me vi y como me ves te verás”.
La ancianidad no es un problema. Es una etapa de vida natural que requiere de atenciones propias. Por eso, necesitamos procurar a nuestros viejitos y brindarles todo el amor, cuidado y atención que esté en nuestras manos. Lo importante de esta conmemoración es tener presente y hacer conciencia en nuestros hijos y jóvenes sobre la importancia de respetar la dignidad humana.
Por otro lado, pensemos cómo queremos vivir esta etapa que, gracias al incremento en la esperanza de vida, en México puede alcanzar hasta alrededor de los 80 años. Por eso, amigas y amigos, les pregunto ¿queremos vivirla con calidad o con sufrimiento? Seguro usted responderá que con calidad, por ello le sugiero adoptar el hábito de hacer un poco de ejercicio, alimentarse sanamente, llevar un estilo de vida saludable y, sobre todo, ser felices.