Lo que actualmente acontece en la meseta tarasca, consecuencia de la actitud adoptada por la población indígena de Cherán, ¿es solo un botón de muestra de lo que a diario sucede a todo lo largo y ancho de la geografía michoacana y que aún siendo del conocimiento de todos los michoacanos, hacemos como si no pasara nada? , o ¿será por fin la “punta del iceberg”, que finalmente ponga al descubierto la grave situación que priva en la entidad, y ahora sí, se tomarán las medidas suficientes y eficientes para, por lo menos, darle seguridad a la sufrida población de este estado, que aún sigue esperando el cumplimiento de las múltiples promesas de bienestar y progreso que le han sido ofrecidas? A más de un mes de distancia en que aflorará la violencia por enésima ocasión en esta comunidad, la vida de la misma y sus alrededores pende de un hilo, ya que las actividades de sus habitantes están reducidas a las de un virtual estado de sitio, afectando no solamente a las poblaciones de la meseta tarasca, sino paralizando económicamente a una parte de la región del occidente y costa michoacanas, que por necesidad tiene que cruzar por esta zona para realizar sus actividades comerciales con Guadalajara y otras ciudades del noroeste la República. En esta ocasión, el asunto Cherán, ha trascendido más allá de la atención estatal, porque ha sido la comunidad entera la que ha hecho lo que otros sectores de la sociedad no han querido o no han podido hacer, que es poner en evidencia públicamente lo que está pasando y solicitar la ayuda de las fuerzas armadas de México. Y ahí están solos, esperando la ayuda de las autoridades que por lo general han manifestado una constante falta de responsabilidad para atender los problemas cuando se presentan, para posteriormente querer reparar lo sucedido, mandar un representante del gobierno, si el asunto tiene importancia política, hasta un secretario, ofrecer toda la ayuda, y después darle largas al asunto al fin que la sociedad, no tiene memoria histórica. (ahí está Angangueo ). El cuidado de los bosques no ha sido una prioridad, ni de esta, ni de ninguna administración estatal. La historia del poder político y económico de la entidad está ligada a la depredación de sus recursos naturales, particularmente de su riqueza forestal. Y uno se pregunta, en donde están los ecologistas, ya sean partidos políticos u organizaciones sociales que solo viven alimentados de los presupuestos oficiales. Ni para que mencionar a las dependencias que supuestamente están encargadas de preservarlos, y que han permanecido indiferentes, frente a la impunidad de los intereses forestales. Rezan los slogan’s publicitarios oficiales que a diario escuchamos repetidamente en todos los medios de comunicación, que: “Michoacán trabaja con buenos resultados” o “que ahora sí, con las nuevas carreteras que construye el gobierno del Presidente, estamos a un tris de llegar a cualquier parte, ya sea para descansar, repartir mercancías y pasar a tiempo por los hijos a la escuela”. Y la gente que cotidianamente sufre hasta para pasar frente a la casa de gobierno en su camino a sus labores se pregunta: ¿cómo es posible trabajar con buenos resultados, si ni siquiera se puede circular libremente y con seguridad por las tales carreteras? Los estrategas de la comunicación oficial no se miden. O se pasan de listos o nos consideran de plano retrasados mentales.