Nudos de la vida común
Ternurita me da el Secretario de Seguridad, Monte Alejandro Rubido García, quien dijo: “La presencia Federal garantiza la seguridad en Michoacán”… ¡Ajá!
S- Perdónalo Señor, porque no sabe lo que dice, sería mi conclusión. Ahora cambiemos de tema mi Rufo: Hace años, cuando gobernaba en este País la pareja presidencial, se inició una investigación sobre actividades ilícitas del Cardenal Juan Sandoval Iñiguez…
R- Guauuu, lo recuerdo muy bien, mi Santias; fue cuando el Cardenal Sandoval se apersonó con Doña Merceditas, mamá de Chente (ojo, si tuvo mamá, aunque muchos pensamos que fue bebé de probeta y después adoptado), para decirle que era un despropósito que un “hombre de Fe”, como se supone que lo era Chente (aunque como el Rey David, fijó sus ojitos en mujer ajena), persiguiera a un representante de Dios.
S- Así fue, mi Rufo, y sobre ese tópico escribí en aquellos años que: si el Cardenal era inocente, dejar que lo investigaran era prestar un servicio a la República, ya que si él podía ser investigado, lo mismo podría hacerse con un Gobernador, con un Secretario de Estado y hasta con el Presidente de la República; lo que abriría el alcance de la justicia en todo su esplendor, acabando con los intocables en beneficio de la República y de la propia justicia.
R- Guarf, guarf, guarf, no recuerdo tu artículo mi Santias, pero así, sin ver, apuesto a que no te pelaron.
S- ¡Pues no!, no me hicieron caso y siempre me quedó la impresión de que el miedo del Cardenal, en mi opinión, era porque tenía cola que le pisaran. De otra manera, al ser investigado y ser inocente, no solo permitía un precedente político en contra de la impunidad, sino que dejaba su nombre rechinando de limpio.
R- Guau, visto así ¡Tienes razón!, mi Santias, pero, a que viene eso ahorita, pronto el Cardenal estará en manos de la justicia divina, donde no hay presidente huleeeros que lo encubran.
S- Lo sé, el tiempo todo lo pone en su lugar y Sandoval Iñiguez, como Rosita Alvirez, dará cuentas al Creador. Sin embargo el tema es de actualidad porque nuestra “dirigida justicia” no está investigando a Fausto Vallejo, el que cobra como gobernador en Michoacán, con lo que no le hacen ningún favor; por eso mandé un tuit que dice: “Deslindar a Fausto Vallejo huele a impunidad, investigarlo y demostrar su inocencia, es ayudarlo.”
R- Guarraguauuu, mi Santias, pero piénsale: si está involucrado Fausto con Jesús Reyna y con los narcos, para el partidazo es mejor deslindarlo y no embarrarse, acuérdate, hay muchas fotos de EPN abrazándolo y dándole su apoyo.
S- Visto así, mejor cambiamos de tema y te platicó de la Carta a Dios que me llegó por Internet:
Había un hombre que trabajaba en la oficina de correos, cuya chamba era procesar las cartas que traían la dirección ilegible. Un día, llego a sus manos una carta que traía escritura temblorosa y que iba dirigida a Dios, pero no tenia dirección alguna. Como esa carta no iba a ir a ningún lado, decidió abrirla para ver de qué se trataba.
Querido Dios:
Soy una viuda de 84 años, que vive de una pequeña pensión. Ayer, alguien robó mi bolsa que tenía $1,000 pesos, era lo que me quedaba de la quincena y ahora voy a tener que esperar hasta mi próximo cheque, no sé que hacer; el próximo domingo es navidad y había invitado a dos amigas mías a cenar, pero sin dinero, no tendré qué ofrecerles, no tengo ni comida para mí, no tengo familia y eres todo lo que tengo, mi única esperanza; ¿me podrías ayudar? ¡Por Favor!… Sinceramente, María.
Fue tal el impacto que la carta causó al empleado postal, que este decidió mostrarla a sus compañeros de trabajo, todos quedaron sorprendidos y comenzaron a buscar en sus bolsillos, al final de la tarde, habían hecho una cooperación de $880 pesos, los guardaron en un sobre y se lo mandaron a la dirección del remitente, a María.
Esa tarde, todos los empleados que cooperaron sintieron un rico calorcito en el ambiente y una sensación de satisfacción que tal vez no habían experimentado, al saber lo que habían hecho por María y sus amigas.
Llegó la navidad y se fue. Algunos días después, llegó a la oficina de correos otra carta de María, la reconocieron inmediatamente por la escritura y porque iba dirigida a Dios. La abrieron y todos con curiosidad leyeron lo que decía:
Querido Dios:
Con lágrimas en mis ojos y con todo el agradecimiento de mi corazón te escribo estas líneas para decirte que hemos pasado, mis amigas y yo una de las mejores navidades de nuestras vidas, y todo por tu maravilloso regalo, debes saber que siempre hemos guardado todos tus mandamientos, tal vez esa sea la razón de tu benevolencia con nosotras. Gracias Dios, por cierto, faltaban $120 pesos que seguramente se robaron esos hijos de la chingada del correo…