Lecciones de la sequía
El lunes pasado por fin conocimos el texto integro del Primer Informe de Gobierno 2012-2013, que fue resguardado con recelo por la Presidencia de la República y puesto a disposición del público en general una vez que el Presidente emitió su mensaje a la Nación.
Tal como lo adelantamos la semana pasada, las cifras que integran el cuerpo del Primer Informe desentonan con las expectativas, tanto internas como externas, que se tenían con relación al inicio de la labor de la actual administración federal. Cabe recordar el titular que la revista inglesa The Economist dedicó a México hace algunos meses: “Mexican Moment”, haciendo referencia que el futuro del país lucía prometedor en materia de desarrollo económico, democracia y estabilidad. Asimismo, los medios nacionales también se sumaban a dicho optimismo enfatizando que el cambio por tanto tiempo esperado estaba por llegar.
En el Primer Informe de Gobierno encontramos datos que corren a contracorriente del optimismo incubado en la opinión pública desde hace un año. Por poner un ejemplo, en materia de violencia las cosas siguen prácticamente igual: la incidencia de delitos ha aumentado en más de 20 por ciento y la estrategia de seguridad no ha cambiado ni mejorado absolutamente nada. En materia económica, el crecimiento del PIB cayó de manera significativa a tal punto de colocar hoy día a la economía mexicana al borde de una recesión; la generación de empleo se ha desplomado a tal punto de que en el mes de enero de 2013 se generaron 44 mil empleos, mientras que en julio de este mismo año solamente se generaron 5 mil empleos; la devaluación del peso mexicano también ya es preocupante por el comportamiento atípico pero constante que ha tenido en las últimas semanas; y, finalmente, como consecuencias de lo anterior, la recaudación fiscal por concepto del IVA cayó 7 puntos porcentuales en el primer semestre del año, lo rompe con una tendencia que solamente la crisis mundial de 2009 pudo romper después de 15 años consecutivos.
Ante la falta de resultados, el Primer Informe de Gobierno se limita a poner como condicionante del éxito o fracaso del país en el corto y mediano plazo a la aprobación de las reformas energética, fiscal y financiera que deberán discutirse próximamente en el Congreso de la Unión. Valga decir que esta perspectiva es muy limitada ya que el sexenio anterior, en el que fueron negadas por el PRI dichas reformas, el gobierno en turno supo salir del bache de la crisis económica mundial e impulsó el crecimiento del país a tasas cercanas al 5 por ciento en los últimos tres años. Además que, en todo caso, la aprobación de las reformas en mención dependerá y será un logro del Poder Legislativo y no del Ejecutivo.
Así las cosas, hay que recordar que el PRI ganó la presidencia con una campaña fundamentada en la idea de la eficiencia gubernamental, del cumplimiento de compromisos y de la experiencia de que ellos sí sabían cómo hacerlo en materia de seguridad y economía. Los resultados que hasta el momento arrojan los propios datos del Primer Informe de Gobierno, desafortunadamente, indican lo contrario. Esperemos que para bien de todos, ciudadanía y gobierno, los indicadores económicos y de seguridad vayan mejorando en los próximos meses.