Análisis a fondo

Todo es posible en la paz de este México mágico, maravilloso, misterioso como la Isla de la Fantasía, aquella idílica del albo señor Roarke (Ricardo Montalbán) y el enano Tatoo (Hervé Villechaize).

 

En este paraíso, emergido en medio del fango de la pobreza, la clase política es maravillosa (hace maravillas, milagros).

Las cámaras de senadores y de diputados termina su primer periodo de sesiones del año (lo clausuran este miércoles 30) y salen prácticamente limpias, completitas, satisfechas: le cumplieron al presidente.

Antes de que se inaugure en septiembre el segundo periodo de sesiones, mucho antes, gracias a la generosidad de los legisladores, en este paraíso: habrá seguridad jurídica plena para los barones de la partidocracia; para los comerciantes dedicados a la venta de tele expectativas; para los magnates del petróleo y de la electricidad; para los grandes competidores de los mercados locales. Y, de paso, para la justicia militar y para los comerciantes de la vivienda de interés social.

Los senadores se esmeraron, aprobaron relampagueantemente las reformas de la competencia económica; enviaron la minuta dictaminada a San Lázaro, y los diputados la aprobaron ipso facto. Dejaron ya claras las reglas de juego: ya no habrá monopolios, don Carlos.

Los diputados también se esmeraron y dedicaron todo el día a asuntos menores, en espera de las grandes minutas que llegarían del Senado, en donde mágicamente los intereses partidistas se limaron de la noche a la mañana. El PAN se ablandó. Algo ganó con la energética. Muy tranquilos, optimistas, serenos, Manlio Fabio Beltrones, el pastor del redil tricolor; Luis Alberto Villarreal, el diácono de las fuerzas clericales, y Silvano Aureoles Conejo, el aguerrido brazo legislativo de los perredistas orgánicos. A sabiendas de que todo estaba marchando como lo habían instruido los gurúes de San Miguel Chapultepec.

Pero bueno. Los diputados aprobaron la ley de competencia económica. El Senado les enviará de un momento a otro las leyes reglamentarias de la reforma política y electoral, que ya no urgen tanto y que estarán a tiempo para que el Instituto Nacional Electoral organice los procesos electorales del año próximo. Y las secundarias de la Ley de Telecomunicaciones y la privatización de Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad serían enviadas por el Ejecutivo a más tardar la noche de este martes, para que entraran a comisiones, ya sea en San Lázaro o en el Senado.

La Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados se reunirá el próximo día 6 de mayo, ya operando la Comisión Permanente en la sede del Senado, para solicitar un primer periodo extraordinario para el 8 y 9 de mayo, a fin de aprobar las leyes y códigos políticos y electorales. Todo quedará zanjado antes del día de la madre, como lo anunciaron hace ya varios días los coordinadores legislativos.

Las 27 leyes reformadas, modificadas, y las cinco nuevas que normarán las actividades del sector energético (petróleo y electricidad) deberán ser analizadas y revisadas y aprobadas al alimón por las dos cámaras, porque los aspectos fiscales, de ingresos y egresos, de impuestos o derechos, como se llamen ahora, corresponden a los diputados y los otros, de conceptualización, a los senadores. Pero eso no lo podía saber este escribidor a la hora de redactar esta nota, porque el Ejecutivo aún no enviaba a ninguna oficialía de partes legislativa la documentación. Y para esta secundaria habrá un periodo extraordinario en cualquier momento del receso legislativo de la LXII Legislatura, que dura del primero de mayo al 31 de agosto, largos cuatro meses.

La misma suerte correrán las secundarias de la tan cuestionada reforma a las telecomunicaciones, que hasta manifestaciones sociales ha provocado, con eso del temor de que la ley coarte la libertad de expresión en internet, el único territorio libre de que disponen los ciudadanos (claro, los que tienen acceso a internet) hasta para mentarle la madre o tildar de pendejo al presidente. Estas leyes y reglamentos aun no están aprobadas por el Senado, cuyos coordinadores calculan que tienen hasta junio y que por ello cortaron por Lozano. En junio deberán de estar ya de consenso para que sean enviadas a San Lázaro. En esto, habrá periodo extra tanto para los diputados como para los senadores.

Pero bueno. Al final del día, todo le saldrá a pedir de boca al presidente más reformador que han tenido los mexicanos en la historia. Carlos Salinas realizó importantísimas reformas como la privatización del ejido, la privatización parcial de Pemex y el restablecimiento de las relaciones de la masonería mexicana con la masonería vaticana. Importantes reformas, pero que le llevaron a aquel prócer todo un sexenio. Y Peña Nieto, en menos de dos años, lleva un titipuchal de nuevos esquemas legales para normar las relaciones poder político-sociedad.

Ah, México. Tierra de Volcanes, paraíso de terratenientes y de narcotraficantes, pero sobre todo centro de magia y fantasía.