Michoacán es uno de los estados con mayor número de migrantes mexicanos en Estados Unidos, por ello el tema migratorio es de sumo interés para todos quienes vivimos aquí. La carrera presidencial en los Estados Unidos ha comenzado y los partidos políticos se encuentran en pleno proceso de elegir a quien será su candidato a la presidencia. En este proceso que ya tiene varias semanas, ha llamado la atención la postura migratoria que ha asumido el precandidato republicano Donald Trump. Envuelto en un discurso radical y agresivo en contra de los mexicanos, Trump se ha erigido como el principal enemigo de una reforma migratoria que garantice los derechos de los migrantes mexicanos y sus familias en los Estados Unidos.

A decir verdad, el precandidato republicano ha sobrepasado los límites de la tolerancia y ha llegado al absurdo tanto en su comportamiento público como en sus propuestas de políticas.  Es claro que su estrategia es hablarle al ala más conservadora de los republicanos a fin de afianzar su apoyo que es muy determinante para la elección de los candidatos de ese partido. Sin embargo, en el camino ha dejado un gran número de afectados y enemigos que ante tales posturas no ven en él la mínima capacidad de dirigir a la nación más poderosa del mundo.

Aunque sea de la manera en que menos hubiéramos deseado, el debate migratorio ha tomado fuerza en los Estados Unidos a partir de las posturas ignorantes y hasta xenófobas del precandidato republicano. Ojalá y muy pronto comience a escucharse la contraparte de las propuestas que Donald Trump promueve, ya sea en el partido demócrata o hasta en el mismo republicano. Lo que no debería suceder es que no exista una sola propuesta migratoria entre los candidatos a la presidencia estadounidense, es necesario que el debate se abra y se contrasten distintos puntos de vista.

La agresividad e irracionalidad con la que se ha dirigido Trump no sólo a los migrantes mexicanos en Estados Unidos, sino a todos los mexicanos en general, merece una respuesta contundente y firme del gobierno mexicano, más allá que estas acciones formen parte de un proceso electoral ajeno a nuestro país, no se puede permitir que de manera pública se ofenda así a México. Sobre todo cuando esas declaraciones ya han provocado actos de violencia en contra de migrantes mexicanos en Estados Unidos.

Finalmente, lo que no sabe Trump es que la pirámide poblacional de los Estados Unidos pronto llegará a un punto en el que se reducirá el segmento de población que es económicamente activo. Por lo tanto, requerirá de una nueva ola migrante, productora y consumidora, que no deje caer el dinamismo de su economía, y que a final de cuentas es el origen de su dominancia internacional. Trump va en contrasentido del origen de su propia nación, una nación construida por migrantes de todas partes del mundo. Aún faltan muchos meses para la elección y ese discurso puede lesionar aún más la buena vecindad entre dos países que se necesitan mutuamente para crecer y para construir un mejor futuro.