Mario García, no apto para la generación de cristal
Cuántos de nosotros en los últimos años hemos dejado de llevar cosas de valor cuando salimos, no dejar salir a los menores de edad de las casas, hemos dejado de caminar por los alrededores de nuestra casa después de las 8 de la noche o simplemente hemos dejado de visitar a parientes o amigos y todo ello por el simple hecho de no ser víctimas del delito.
En el último año el INEGI diseño la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), el pasado jueves presento los resultados del 2014. Esta encuesta se realiza desde septiembre de 2013 y cuenta con una periodicidad trimestral. Los temas que aborda son: la sensación de inseguridad por temor al delito, expectativas sociales sobre la tendencia del delito, atestiguación de conductas delictivas o antisociales, cambios de rutinas por temor a ser víctima del delito y percepción del desempeño de la policía como autoridad de seguridad pública.
Los resultados señalan que a diciembre de 2014, el 67.9% de la población que reside en las capitales de país consideró que su ciudad es insegura, manteniendo el mismo nivel de percepción de diciembre de 2013. De igual forma el 35.3% de la población considera que la situación seguirá igual de mal y un 27.9% que empeorará.
El 67.2% de la población manifestó que durante los últimos 3 meses cambio sus rutinas diarias por temor a sufrir algún delito. Algunas de las acciones que la población tomo como medidas precautorias fueron: dejar de llevar cosas de valor al salir, no permitir que salgan de los hijos menores de la vivienda, dejan de salir de sus casas después de las 8 de la noche y dejar de visitar a parientes o amigos.
Al momento de evaluar el desempeño de la policía estatal y municipal como entes para proteger, prevenir y combatir la delincuencia, el 28.8% de la población considera que el desempeño de la policía es “muy o algo efectiva” mientras que el 70.7% consideró este desempeño como “poco o nada efectivo”.
Si nuestro gobierno tanto estatal como municipal adicional a la compra de patrullas, compra de armas y contratación de policías asignará recursos para poner en práctica diversas estrategias de remodelación en la infraestructura de las ciudades, casos de éxito, que le han permitido a urbes como Medellín Colombia, Los Ángeles California, Nueva York o Rio de Janeiro en Brasil reducir los delitos en estas urbes. Tal vez nuestra ciudad sería más segura.