Teléfono rojo
El programa de Cosmos del domingo, presentado en National Geographic channel me llevó a la reflexión…
R- Guauuu, mi Santias, nada como echar un vistazo al Universo, para ponernos a reflexionar.
S- Así lo viví el domingo mi estimado can, al cierre del programa, comentan como se le indicó a una sonda espacial que se encuentra a millones de kilómetros de la tierra, que volteara sus cámaras para retratar a nuestro planeta desde esa distancia; el resultado fue un punto azul; alrededor el negro y oscuro vacío del espacio y en la distancia, algunos puntos luminosos que reflejaban otros planetas y estrellas… El tema es, de toda la inmensidad que presentó esa foto, el único lugar con vida es ese punto diminuto de color azul llamado tierra… A esa distancia y con esa pequeñez, no podía ser más certera la afirmación de que: polvo somos…
R- Guauuu ¡Que bien, mi Santias!, aunque debería ser algo obvio, como que no pensamos regularmente en nuestra insignificancia ni en nuestra pequeñez.
S- ¡Tienes razón Rufo!, y eso es grave, al no tener presente nuestra fragilidad y lo efímero de nuestras vidas, actuamos como si fuéramos eternos y la regamos gacho. No de gratis, mientras la cámara mostraba el pequeñísimo punto azul que es nuestro planeta, comparado con la inmensidad del universo, el conductor reflexionaba (cito de memoria y tengo mala memoria): es en ese pequeño punto azul donde se han dado todos los dictadores de la humanidad, donde los que esclavizan y abusan del prójimo han existido, es en ese pequeño punto azul donde se prohíja la corrupción que hoy nos carcome y donde se han inventado todas las religiones, pero también es en ese pequeño punto azul donde nuestra raza ha encontrado algunas respuestas al origen de nuestra existencia y donde el ingenio humano a dado cabida a la adecuación y modificación, para bien y para mal de nuestro entorno, es en ese pequeño punto azul en donde una especie, la nuestra, ha podido salir de su entorno marcado por el propio planeta, para echar una mirada al universo y así poder buscar caminos nuevos para el futuro de la humanidad.
R- Guau ¡Tienes razón, mi Santias!, esas reflexiones nos deberían llevar a un análisis introspectivo del rol que nos corresponde jugar a cada uno, en ese espacio de tiempo que llamamos vida, a partir de reconocer nuestra pequeñez ¡Sí!, pero también nuestra grandeza y potencial para hacer y lograr cosas excepcionales.
S- Ese es el punto, perro. Probablemente, si todos reconociéramos nuestra transitoriedad, que vamos a morir y que eso no tarda más de un pestañeo en los tiempos del universo, entonces dejaríamos de hacer tonterías, no perderíamos el tiempo y daríamos a nuestras vidas y a nuestras acciones la importancia y valor de lo que es único y escaso, me explico: El oro vale porque hay poco, el aire no vale porque hay mucho (aunque nos lo estamos acabando). Una obra de arte vale porque es única; las réplicas, por muy bien hechas que estén, valen poco. La unicidad y la escases dan valor; cuando entendamos que como personas somos únicos y que nuestro tiempo de vida es escaso, entonces sabremos nuestro propio valor y si todos y cada uno sabemos lo valiosos que somos (o podemos ser), entonces no nos corromperíamos por cacahuates, porque todo lo material, incluida la fama y el poder, son cacahuates comparados con el verdadero valor de una persona en su plenitud.
R- Guarraguauuu mi Santias, eso que dices es bello y da a todo ser humano un valor del que debería enorgullecerse.
S- Más que eso, mi Rufo, el conocer su valor en plenitud, daría a todo ser humano una perspectiva de cómo vivir para dar sentido a esa unicidad que solo florece en ese pequeño espacio y tiempo llamado vida… ¡Así de sencillo!