La corrupción: más que una cuestión de valores
Los hombres de poder, en sus programas, usan como bandera el bien de todos, el progreso. En la realidad, persiguen intereses egoístas para bien personal o grupal.
El ciudadano adulto, maduro reflexiona sobre los acontecimientos en los que está bien metido. No recibe todo como bruto o autómata, interpreta los acontecimientos y el rumbo que lleva la nación. A Juan García López, un hombre de entre los hombres, muchos acontecimientos y declaraciones públicas no le “checan”.
Así, a cierta clase social que debe ocuparse de resolver los grandes problemas de la nación, eso no le interesa, con la eterna preocupación y muchas actividades para hacerse del poder o no soltarlo.
Los que están en el poder anuncian una cosa y hacen otra. Pregonan hasta la saciedad que las reformas son para bien de México, (nunca mencionan a los pobres). En realidad, los primeros beneficiarios son la clase privilegiada y las empresas petroleras y otros países que ya se frotan las manos por la inversión y el gran negocio. Así lo señala la revista Newsweek del 23 de diciembre en su edición en inglés.
Buscan la vanagloria, idolatrar al partido y al gran jefe, como lo nunca visto, los únicos que “mueven a México” que había permanecido inmóvil. La realidad es que México se ha venido moviendo desde hace siglos. En realidad, hacer avanzar a México no les interesa.
En la situación crítica de Michoacán por la violencia ejercida por el crimen organizado que había llevado al reino de la muerte, la injusticia en la ingobernabilidad, se supone que deben buscar guardar el estado de derecho, la justicia, la paz. En realidad estaban ahí y dejaban hacer a los criminales por intereses desconocidos como lo informaba la gente de la región. Fue necesario que llegaran los guardias de auto defesa…
Piensan que Peña Nieto no debe ganar mucho dinero. Presumen que gana menos que Calderón y Fox, $ 140 000.00 mensuales. No les importa el sueldo sino la imagen. Se les olvidó que previamente los medios habían dado el salario del presidente, $ 205 000.00, pesos más, pesos menos.
Hay una esquizofrenia en la clase dirigente que arrastra al país, excepto las personas que perciben las cosas con criterio apoyados en un sólido edificio de valores: el mundo que describe el discurso oficial se dispara a las nubes y va lejos de la realidad.
Estamos ante la condición humana que ya definía magistralmente el poeta latino Ovidio: veo las cosas mejores y las apruebo, sigo las cosas más bajas (video meliora proboque, deteriora sequor). San Pablo afirma lo mismo: dejo de hacer el bien que quiere y hago el mal que no quiero.
Podemos detectar en la realidad los valores que los mueven en su conducta.
¿A dónde tienden las acciones de los dirigentes? Sus programas y ejes en el discurso oficial, pretenden buscar los más altos valores que dignifican al ser humano y le permiten una convivencia armoniosa. En sus bellas proclamas aparecen: el progreso de México, su florecimiento, una vida digna, su grandeza entre los pueblos de la tierra, darle sólo lo más alto, puro, noble.
En la práctica pragmática y de oportunidad muestran otra búsqueda. Como aparece en los casos de corrupción descubiertos de algunos grandes, los verdaderos móviles son los objetos que sacian las bajas pasiones del hombre, señalados con toda claridad en los documentos de la Iglesia: dinero, placer poder, parecer. Los escándalos de Moreira, Elba Ester, dan testimonio de esos móviles aparecen a la luz.
Por lo demás, estas conductas encajan bien en un mundo materialista, hedonista, que busca el placer instintivo, sin ley, sin límites morales.
No se buscan valores puros, trascendentes, auténticos, con sinceridad, que dan sentido extraordinario a la vida: la dignidad de la persona humana y el bien común.
Hay una sabiduría que ilumina nuestra historia. Es una luz de lo alto, del Ser supremo que creó al hombre con amor y lo dirige con sabiduría. La percibe y valora quien tiene el don precioso de la fe de Cristo.
El hombre no es sólo cuerpo con necesidades fisiológicas e instintos, es también espíritu con necesidades específicas que se satisfacen con valores adecuados. Es capaz de pensar, decidir, amar. Tiene un destino definitivo, infinito y eterno, tiene un deseo innato de felicidad e inmortalidad.
Con la sola satisfacción de las necesidades de los instintos corporales, el hombre no es feliz, lleva un vacío, una sed, una insatisfacción.
Un gran profeta de esa luz es el Papa Francisco. Afirma que hay que superar la producción y el mercado de petróleo, tecnologías digitales, bienes de consumo, hay que promover “el desarrollo integral de todos”.
Señala valores superiores y prioritarios. “La dignidad de cada persona y el bien común, son cuestiones que deben estructurar toda política económica. Pero a veces parecen sólo apéndices agregados desde fuera para completar un discurso político pero sin perspectivas ni programas de verdadero desarrollo integral” (El gozo del Evangelio n. 203).
El pueblo, a pesar de apariencia ingenua e ignorante, no se equivoca, Sabe lo que le puede traer su bien. Aunque caiga en las políticas asistencialistas y en los discursos oficiales, en el fondo siente que algo anda mal, no está contento.
Tampoco la historia se equivoca. Con el tiempo aparece la verdad de las políticas y obras del gobierno. La historia sabe distinguir el grano de la paja y quema ésta en el fuego que no se extingue.