Poder y dinero
Ante un solo hermano emboscado y asesinado, no podemos perder la capacidad de asombro e indignación para gritar con todas nuestras fuerzas contra un hecho intolerable.
Muchos de los caídos en la guerra del crimen son, para nosotros, seres anónimos, sin rostro, ¿Pero qué sienten las mamás, las esposas, los hermanos cuando ven destrozada la vida de un ser bien amado por una ráfaga de cuerno de chivo, en una situación de delirio y locura?
¿Te gustaría morir súbitamente con todos tus sueños y proyectos en la plenitud de la vida? ¿Te gustaría ser abatido sorpresivamente o quedar en una fosa clandestina?
La obra maestra del Creador en el universo es el ser humano. Ninguna Poeta, ninguna cuenta bancaria se compara con el ser humano, cuerpo y espíritu, con su dimensión de infinitud y de eternidad.
La Fe permite ver en cada ser humano la imagen más acabada y viviente del Creador, es la única criatura hecha a la imagen y semejanza de Dios.
Se anuncia en los noticieros: hubo una emboscada o un enfrentamiento y murieron tantos. Los informes son impúdicos, se hacen con una ligereza increíble como si se tratara de los monos que se matan en los juegos de los celulares. Nos están acostumbrando a hechos monstruosos.
La muerte de un solo ser humano es algo aberrante, infinitamente doloroso, inaceptable, provoca la rebeldía, el repudio. Se trata de un hermano que termina su carrera de una manera tan vil, de otro yo, de un destino que se proyecta hasta la eternidad.
La humanidad, en materia de valores espirituales y de vida plena y digna, va para atrás, en más de un aspecto volvemos a la barbarie, es la debacle moral. En lo técnico nos proyectamos al cielo, en los moral vamos de picada.
La mente está ofuscada, ha perdido el rumbo. Ha perdido el sentido de los valores más altos, trascendentes.
Hay una especie de miopía, se impone la visión material, caduca, intraterrena de las cosas. El hombre de hoy busca sólo las satisfacciones de los instintos corporales (animales), el placer sensual, el poder y el dinero que abre el camino al hedonismo.
En esta involución, todos somos actores, corresponsables del problema, comprometidos a encontrar solución.
Tienen mayor responsabilidad los conductores de la sociedad, los revestidos de la autoridad que les dio el voto de la gente.
Lo primero que deben proteger es la vida humana, corazón del tesoro.
No se comparan con este tesoro las inversiones en millones de dólares, ni el caudal político, ni las ventajas del propio partido. Intereses cuántas veces bastardos, riquezas llenas de iniquidad, como afirma el divino Maestro.
El Ejecutivo, el judicial, el legislativo debe poner toda la fuerza del estado, aplicar la ley hasta las últimas consecuencias, desplegar todas las camionetas blindadas y los guaruras para defender la vida del más insignificante de los mexicanos, como protegen la vida del presidente.
Si no lo hacen, que la Nación se lo demande. Tendrán que dar cuenta rigurosa ante el Juez Supremo de quien nadie se ríe.
La cirugía que necesita la Nación es muy honda y grave. Hay que preparar al cuerpo social, hacer los análisis, darle el tratamiento.
Hay que devolverle sus defensas, los valores, los más sagrados, el valor primero de la vida humana. Los malignos arrasan con todo, todo se banaliza y se pisotea el valor de la vida.
La inmunodeficiencia tiene hondas raíces. Algunas legislaturas han legalizado la muerte de los hombres en el seno materno, no se le quita algo al cuerpo de la madre, se asesina a un no – nacido. Se legisla para poder inducir la muerte en el otro extremo de la vida. Se traspasan umbrales que no debieron franquearse nunca. Cuando se quitan las barreras protectoras la caída en el abismo es honda, muy honda y catastrófica.
La violencia que presentan los medios es dañina, tiene una influencia demoledora. No más dan ideas, dan la pista del crimen. Se expone al impacto a niños y adolescentes, no se respetan sus horarios.
No podemos perder la capacidad de asombro, rebeldía y repudio.
Todos debemos ser defensores invencibles de los derechos humanos.
¿Qué hace la comisión de Comisión Nacional de Derechos Humanos protegiendo a infractores de la ley y a grupúsculos con frecuencia subversivos?
La educación tiene un papel vital, fundamental, no consiste en programas incumplidos ni mera transmisión de conocimientos, debe rescatar los valores y darles su jerarquía.
Los creyentes en Cristo tienen una riqueza que los compromete, tienen la tarea de defender la dignidad de la persona humana innegociable, que no se puede utilizar como medio para otros fines, con su dimensión divina.
Quienes tienen dignidad y conciencia necesitan entregarlo todo para que no suceda ni un homicidio más.
¿Qué hacer para que no haya ni una muerte más, cómo rebelarse, gritar nuestro repudio e indignación? Es la protesta que debe escucharse en todo el país, hasta los últimos rincones contra el crimen.
La sangre vertida de un hermano es obra de la corrupción y del pecado y es la desgracia de la tierra.