Por amor a las comunidades vamos por continuidad de 4T: Nacho Campos
CHUCÁNDIRO, Mich., 7 de junio de 2013.- Primero vino Leonel Godoy Rangel, luego Fausto Vallejo Figueroa y más recientemente Jesús Reyna y Silvano Aureoles, y todos han prometido apoyos para la reconstrucción del templo de San Nicolás, pero hasta ahora nadie me ha cumplido, acusa Alfredo Gallegos Lara, mientras muestra el trabajo de reconstrucción que, pese a la falta de recursos, mantiene en curso.
Conocido en el mundo como el Padre Pistolas por ser el “único sacerdote que exorciza a plomazos”, Gallegos Lara da testimonio del desinterés de los políticos por la historia, el presente y el futuro tanto del templo como de los parroquianos que asisten a ese histórico monumento ubicado en el municipio michoacano de Chucándiro
Desde las desoladas playas del Lago de Cuitzeo, que también se seca ante la inexpresiva mirada de los tres niveles de gobierno, el Padre Pistolas carga la voz con frases de alto calibre y dispara: “ni siquiera con los 70 mil pesos para las vitrinas que vinieron a prometerme me han cumplido”, dice mostrando una pequeña parte del patrimonio arqueológico que celosamente guarda en la sacristía del Templo de la Guananchita.
Ataviado con un antiguo penacho de plumas de aves extrañas y blandiendo el bastón de mando que le regalaron los viejos de en San Jerónimo Purenchécuaro, el singular sacerdote recorre el pequeño tesoro de piezas prehispánicas que guarda celosamente, y explica:
“En esta una vitrina hay 150 piezas arqueológicas, la mayoría originales, y tengo guardadas en cajas otras 200 más que para exhibir necesito tres vitrinas Aquí vemos piezas como este caracol que se ponían en el miembro viril los varones para la fertilidad, máscaras que eran como retratos de los reyes, sacadas de las islas de aquí de Cuitzeo, hay pipas, flautas, ollas, cuentas para collares.”
Desde el año 2010, cuando la Secretaría de Cultura del gobierno estatal me donó 100 mil pesos para arreglar el techo del templo de la Guananchita, “todos prometen, pero no ayudan en nada”, dice el sacerdote.
Luego de recorrer al detalle las obras que conserva en la sacristía, el presbítero nos invita a mirar las obras en curso que mantiene en el atrio del templo de San Nicolás, y se nos adelanta.
Después de una breve espera, se presenta en el atrio un Gallegos Lara vestido de charro con botonadura de alpaca en la que destaca un pequeño juego de pistolas tipo revolver que cuelga a la altura del pecho. Se ciñe el sombrero charro de ala ancha, desenfunda una vieja escuadra calibre 45 que carga al cinto, se desprende del cargador y del misil de la recámara y, sonriente, apunta directo al lente de la cámara como queriendo exorcizarla.
“Chucándiro es muy pobre aquí en la iglesia se juntan mil 200 pesos, pero me gasto más de 2 mil a la semana. Por eso tengo tantas deudas a pesar de que he vendido carros y cosas personales”, dispara, mientras el cañón de su pistola recorre las obras de cantera que se levantan a nuestro alrededor.
“Estamos haciendo la cornisa de la fachada, de la torre y queremos continuar hasta restituir todo el convento, hacerle un segundo piso a la torre y un reloj. Todo eso cuesta tres millones de pesos, más la decoración interna que hace otros 3 millones”, relata y pide ayuda.
“Hago un llamado a toda la gente, a todas las instituciones para que nos ayuden. Yo he gastado más de cuatro millones de pesos en estas obras, me he endeudado y todavía debo 250 mil pesos”.
Los tres altares ya se arreglaron y todo el piso lo pusimos con corazón de mezquite para que nos dure hasta que se acabe el mundo, pero el atrio es muy grande y aquí todo es de cantera, hasta los asientos para 200 personas. Estamos haciendo un teatro al aire libre necesito maderas finas, teja para un anfiteatro, y ya no tengo recursos, por eso hago un llamado a todas las personas para que me ayuden, concluye el controvertido Padre Pistolas, nos despide y se retira a sus habitaciones.