CARÁCUARO, Mich.,  8 de febrero de 2016.- Con devoción, grupos de peregrinos procedentes de los estados vecinos del Norte y sur del país, caminan kilómetros para reunirse en torno en sí, a pagar algún favor recibido por el Cristo Negro de Carácuaro, imagen que ha sido venerada desde que arribó a mediados del siglo 16.

El camino es largo, se nota agotamiento en sus rostros sin embargo, continúan y su fe es más fuerte que el visible cansancio, toman atajos para evitar transitar por carretera, se internan por la serranía, siguen su peregrinar, por la noche es un poco complicado pero en grupos y con un mismo objetivo avanzan confiados y sólo las lámparas, los gritos de un grupo a otro, es una experiencia bonita, señaló Wilivaldo Sánchez Raya quien junto con su familia recorrieron caminando desde Tacámbaro a Carácuaro, su lugar de origen.

En esta ocasión, dijo Sánchez Raya “ser ciego no es impedimento para caminar por la serranía”, me tocó platicar con una señora invidente a quien iban ayudando, también llegó a Carácuaro con fe y alegría el poder cumplir con su objetivo”.

“Tengo varios años caminando de Tacámbaro a Carácuaro y no es sencillo, son alrededor de 15 horas y lo más difícil que experimenté este año fue el calor porqué madrugamos y a medio día me tocó por San Antonio a Nocupetaro”.

“En los atajos por la serranía no observé vigilancia, quiero pensar porqué era de madrugada, al inicio de la Cuesta del Toro y en los atajos no lo hay, sólo hasta cuando uno entra a la carretera ahí sí hay seguridad por elementos de la policía, tránsito y protección civil”, dijo Wilivaldo Sánchez.

Al arribar al atrio, varias familias de rodillas hasta el santuario hacen penitencia y entre sus manos llevan veladoras encendidas, de esa forma muchos de ellos pagan sus mandas, otros llegan vestidos de alguna imagen que hayan prometido hasta donde yace la imagen del Cristo Negro, donde agradecen por sus favores.