Plásticos, bolsas, empaques, muebles, electrodomésticos y otros materiales son desechados por la ciudadanía moreliana en los ríos y drenes de la ciudad, lo que contribuye a la formación de tapones al flujo del agua, así como desbordes, encharcamientos severos e inundaciones; sin embargo, estos objetos no son lo único que trabajadores municipales han rescatado de estos cauces, ya que incluso se ha observado un perro atrapado en las estructuras de los cárcamos.