MORELIA, Mich., 31 de diciembre de 2014.- La gente camina de un lado a otro, los vehículos transitan sin complicaciones por la avenida principal, un señor alimenta las palomas en la plaza…

Es un día tranquilo, ni un sonido de claxon, parece que no hay estrés… es el último día del 2014.

Y mientras algunas personas trabajan, como cualquier otro día del año, otros aprovechan desde las primeras horas para hacer diversas actividades en compañía de la familia y disfrutar el periodo vacacional.

La víspera del 2015 permite admirar la belleza del Centro Histórico de Morelia y contemplar a la Señorial Catedral, que posa siempre ante las cámaras de los turistas que siempre buscan llevarse la mejor postal.

No hay signos de marchas ni plantones, no hay gritos ni consignas que en cualquier otro día del año generalmente se ven y se escuchan en el primer cuadro de la ciudad, dos pares de camionetas tripuladas por soldados patrullan sobre la avenida real, pero  la única preocupación de la mayoría de la gente es trabajar un día más y hacer las compras de último minuto que obliga la celebración de despedir al año viejo y recibir con entusiasmo y en compañía de la familia al año nuevo.

Para la señora que pide limosna afuera de una tienda es un día normal, para el bolero que busca echarle ganas hasta el final también, así como para los trabajadores del transporte público, que en las primeras horas del día llevan poco pasaje, aunque en el medio día, el ajetreo de la gente favorece la cuenta del último día del año que se va.

Dicen que son los últimos en llegar a la convivencia familiar en sus hogares, pero la intención es cerrar el año con trabajo y redoblar el esfuerzo para el 2015, después de las complicaciones, principalmente económicas, que se han enfrentado en los últimos tiempos.

Así,  los morelianos se despiden del 2014, un año en el que dicen “hubo de todo”, pero principalmente el aprendizaje que motiva a reflexionar y esperar a que el próximo año sea siempre el mejor.