Aprueba Cabildo de Morelia ajustes en recursos para proyectos de Faiespum
MORELIA, Michoacán. 03 de marzo de 2016.- Diego tiene 20 años, y un enorme gusto por dedicarse a los tatuajes, pero por lo pronto cumple dos años vendiendo globos en el Centro Histórico de Morelia.
Está sentado en una silla plegable que le permite aguantar la jornada de más de doce horas, todo el tiempo habla en plural, “entre semana llegamos a las siete de la mañana y nos la rifamos hasta las siete y media, los sábados llegamos igual, pero nos vamos pasadas las nueve” platica a Quadratín.
Cuando más vende son los sábados, por el encendido de la Catedral, “entre semana está bajo, vendemos mas de mil globos” dice otra vez en plural. No parecen pocos.
Dice que en el Centro hay unos siete vendedores de globos, parece hablar por todos ellos. Para todo hay organizaciones, sindicatos y asociaciones, el gremio globero no es la excepción.
“El cabecilla de los de los globos está a un lado de la Catedral, él coordina a los vendedores” dice Diego.
El costo de los globos va desde los 20 pesos hasta los 130. Cuenta que entre semana le compran más para niños, y el fin de semana se equilibra, “se llevan mucho de cumpleaños o de felicidades, pero los de corazones se están moviendo poco, el 14 de febrero estuvo bien bajo, con eso de que ya no hay enamorados…” dice haciendo una pausa dramática, y remata: “ya nadie se quiere”.
Explica que a veces va el patrón, quien tiene diez años vendiendo, y así se van alternando para realizar la venta. Señala que tienen permiso del municipio, un derecho de piso.
Diego platica que cuando pasa algo de tiempo los globos de helio comienzan a desinflarse, por lo que tiene que realizar una “transfusión” de gas con un popote, lo hace ahí mismo, o que si ya requiere “cirugía mayor” se los llevan a casa del patrón donde los vuelven a cargar de gas.
En el tiempo de la entrevista, Diego vende un globo “de a cincuenta” a una señora, y un par de personas más se acercan interesadas.
Con una gorra que lo protege del sol, una perforación en la oreja izquierda y vestido como rockero en bermudas, Diego ya no habla en plural, cuenta que próximamente se irá a Guadalajara a tomar clases de tatuaje y finalmente hacerse singular en lo que le gusta.