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MORELIA, Mich., 7 de mayo de 2016.- Al menos seis árboles ubicados al margen del Río Chiquito, en avenida Solidaridad esquina con calzada Benito Juárez, donde por la noche pernoctaban garzas fueron podados en Morelia.
Según información recabada por la Agencia Quadratín, las aves llegaban de lagos y lagunas cercanas a Morelia alrededor de las 19 horas para descansar, y al día siguiente partir desde temprano nuevamente hacia los humedales, lo que había estado sucediendo desde hace aproximadamente dos años.
Sin embargo autoridades municipales podaron el pasado jueves algunos de estos árboles, lo que causó división de opiniones entre los ciudadanos, pues por una parte algunos manifestaron molestia, mientras que otros, sobre todo vecinos del lugar, mostraron alivio.
Para Azucena Gómez, quien trabaja en un negocio muy cercano al lugar de los hechos, la medida es drástica e injusta, ya que las garzas tienen también su derecho de vivir ahí. Explicó que sí hay muchas plumas y un olor característico de las aves, pero, dijo, el río es mucho más fétido.
Vecinos de la zona, que no quisieron dar sus nombres ni aparecer ante la cámara de Quadratín, indicaron que las aves se habían convertido en un foco de infección, ya que no había control sobre ellas por no tener depredadores naturales, además manifestaron que hace pocas semanas el ayuntamiento limpió la zona, pero debido a la cantidad de aves, no duró limpio ni dos días.
Por su parte la señora Marta Vallines, quien vive frente a los árboles, señaló que el olor se había convertido en algo insoportable, además de los problemas de salud que acarrean las aves, “sabemos que los animalitos tienen su derecho, pero hacen daño a la salud”. Expuso que antes las aves se postraban en los árboles de la Escuela Primaria Pino Suárez y los niños aparentemente empezaron a mostrar síntomas de algunas enfermedades en la piel por el excremento de las garzas.
Por su parte, el señor Celestino Bedolla, quien fue incluso multado por las autoridades por utilizar cohetes para ahuyentar a las aves, indicó que en algún momento él y su esposa ya se habían resignado a vivir con el problema, “la primera vez pedí permiso al ayuntamiento para poner cohetes, me lo dieron, algunas se fueron, la segunda vez puse otra carga, ya ni se fueron, algunos vecinos me demandaron por el ruido y el ayuntamiento me multó con 700 pesos”.
En lo que coinciden todos los vecinos entrevistados, es en la historia aún sin verificar, de que las aves estuvieron en un principio en el Zoológico Benito Juárez, y de ahí fueron ahuyentadas por los encargados de ese lugar, porque ensuciaban el lago.