Alista Morelia actividades por 483 aniversario de su fundación
MORELIA, Michoacán. 23 de marzo de 2016.- Él se llama Luis, “sí, como la rola del taxista de Franco de Vita” dice riendo a todo pulmón y enseñando sus diente blancos que contrastan con su tez morena. Luis es taxista desde hace casi veinte años, tiempo en el que ha recorrido las calles de Morelia que ya se sabe de memoria “hasta con los ojos cerrados”.
Luis maneja un vehículo de modelo reciente que no es de él, “la neta con el tiempo que llevo chambeándole al patrón ya me hubiera hecho de una unidad, alomejor no tan nueva, pero sí que me aguantara el jale” dice pensativo. Cuenta que antes tenía un taller mecánico y le iba bien, “pero se vino una crisis y se me fue el negocio, me comían las cuentas y pues ni modo de no comer, ni mi mujer ni mis hijos”, cuenta a Quadratín
Tiene el pelo entrecano, una señal de sus cincuenta años. “No creas que no jode andar sentado todo el día, es una chinga” dice. Le ha dolido la espalda por más de diez años pero no va al médico porque le va a sacar “mucha lana”. Platica que va a que le den sus “sobadas” cuando ya no guanta el dolor, y sí se le quita por un tiempo. “¿Seguro? ¿cuál seguro? Se burla como si fuera un chiste, “de lo único que debo estar seguro es de que no me asalten o me vayan a tirar un balazo”.
Luis cuenta que hace unos tres años, cuando las cosas se pusieron “mas feas” en Morelia, levantó pasaje por la salida a Salamanca, “se veían muy decentes, y además me animé porque era una pareja ¡qué pendejo! Me pidieron que los dejara por la salida a Quiroga, en una de esas colonias pa´dentro, y que me saca una fusca el güey, la morra me dijo que le diera todo lo que traía o que me iban a putear, pus ni pedo, hasta el radio se llevaron, pero salí con vida, nomás el bato joto me puso un cachazo” recuerda el taxista y se enoja.
Hoy en día trabaja con un radiotaxi donde le pasan chamba, es más seguro dice, “aunque cuando te quieren chingar, no importa si te llaman para un servicio o los levantas en la calle, pero de todas formas es más seguro trabajar así, con reportes de radio. Yo ya no levanto a nadie en la calle después de las ocho de la noche, y antes de esa hora, los reviso mucho; si el vato se ve placoso, no; si son puras mujeres lo pienso pero normalmente sí me paro; y si veo a un chavo que se ve bien nomás checo si está más grandote que yo, si podría echarme un tiro y ganarle; si son dos o más hombres ya no me paro” explica Luis.
Los mejores días son los fines de semana en la noche, pero también son los más peligrosos, dice el taxista. Entre semana trabajo desde las seis de la mañana hasta como las siete de la noche, a veces me va bien pero la mayoría de las veces saco para vivir al día, dice sin especificar cuánto gana ni cuánto le da al dueño del taxi. “pero sí, el fin de semana es lo mejor, aunque a veces hay que lidiar con borrachos”.
La neta sí hay taxistas bien manchados, explica Luis, “te quieren sacar una buena lana por un viaje, el pasaje es el que las paga todas” dice, y cuenta que realmente no está regulado el costo de un viaje; mientras que del centro de la ciudad a una colonia sin llegar a la periferia, “la dejada” anda sobre los 40 o 50 pesos, ya más lejos se incrementa “un buen”. “y si vives allá por todas las colonias nuevas que están por Capula o las de Tarímbaro, pues a rezar” dice el taxista.
“No sé si el taxímetro funcionaría, puede que le salga más barato al ciudadano, pero siempre encontrarán manera de alterarlo o cambiarle algo” dice Luis ante la pregunta de que si conviene a Morelia que ya se ponga un taxímetro para regular los abusos de los taxistas, “aunque en otras ciudades ya con el taxímetro es más caro” señala, con una evidente incomodidad por el tema.