MORELIA, Mich., 6 de enero de 2019.- Para algunos aún es época vacacional. En el Mercado de Dulces y Artesanías Valentín Gómez Farías, los visitantes que van cerrando su periodo vacacional abarrotan los pasillos para llevarse alguna golosina para regalar o simplemente para deleite propio. 

Los dulces más socorridos son los ates, las laminillas y las morelianas, aunque por la época todos han tenido mucho éxito.

Jesús Paredes, comerciante de dulces, indica que hay muchos visitantes aún por las calles de la ciudad, muchos de ellos, asegura, provienen de los Estados Unidos,  son migrantes mexicanos que siguen en la capital michoacana visitando a sus familiares.

El comerciante manifiesta que venderá aproximadamente el 80 por ciento de sus productos durante esta temporada, donde destacan los chocolates, las cocadas, las laminillas de guayaba, los ates, las morelianas y los dulces de leche.

Es tanta la venta al inicio del año que, asevera, hay incluso un desabasto de dulces. Esta situación de buenas ventas va a terminar durante la segunda semana de enero, porque aunque venden todo el año, los picos fuertes son en vacaciones, asegura el comerciante.

“Hay mucho norteño”, señala Berta Paredes, quien manifiesta las ventas estarán bien hasta mediados de enero, según su experiencia. Se vende todo tipo de dulces la gente se lleva variedad dice los que menos se pueden venderse los que vienen de otros estados porque la gente está buscando llevar algo originario de Morelia, “lo local, lo que se hace aquí”

Los ates, los rollos, las laminillas y las morelianas son lo que más se vende aunque se vende de todo porque la gente lleva mucha variedad, manifiesta a Quadratín la comerciante Ester Martínez. Hay muchos visitantes, dice, también consumen los de aquí, explica, porque cuando viajan a otra ciudad a visitar a sus parientes se llevan dulces de Morelia.

Una familia que viaja hacia Irapuato Guanajuato, ya de regreso a casa, lleva bolsas con dulces de leche y ates sobre todo. Los niños van comiendo morelianas y piden ates. Los papás aseguran que cada que vienen a Morelia, lo cual sucede dos veces al año, pasan al mercado a llevarse dulces.