Multiplica Alfonso Martínez el apoyo de morelianos
MORELIA, Mich., 16 de septiembre de 2017.- Es la situación de cada año; desde una noche anterior filas de sillas se encadenan a la orilla de la avenida Madero para ser rentadas por la mañana durante el desfile cívico del Día de la Independencia de México, el negocio ante todo, “sí joven, a 10 el asiento” señaló a este reportero un encargado.
Desde el Oriente de Morelia, donde iniciaba el desfile de este 16 de septiembre, se prepararon los contingentes escolares, para marchar a lo largo de la avenida principal, que en otros tiempos llevó el nombre de Calle Real, ahora conocida simplemente como avenida Madero.
La gente comenzó a llegar. Ya para las 10 de la mañana muchos bordeaban la avenida, ya era difícil atravesarla en algunas partes, “alcanzo a pasar jefecito” le dijo a un policía un hombre que pretendía llegar a la zona de la Catedral; ya no lo dejaron.
También se generaron conflictos entre integrantes de la prensa y la policía que les cerraba el paso para ejercer su trabajo aunque llevaran gafetes, no importaba nada, sin justificación alguna impidieron la labor periodística.
Frente al Palacio de Gobierno y frente a la Catedral Metropolitana, se dispuso el graderío para poder presenciar el desfile. A las 10:30 de la mañana este lugar se encontraba lleno y reportaron un incidente: el rompimiento de una banca de madera que derivó en dos personas lesionadas.
Entre el paso de escuelas, instituciones ingente desfilando, el calor se hizo aún más extenso; ¿qué pasaría si lloviera fuerte, se suspendería el desfile?” le preguntó un niño a su madre que no supo que contestarle.
En punto de las 12 con 10 minutos del mediodía, se dio por concluido este desfile cívico-militar del 15 de septiembre, y las vallas que circundaban la avenida principal fueron retiradas. Oficialmente concluyó el homenaje a la Independencia de México, ocurrida hace 207 años.
En el balcón del Palacio de gobierno, el gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles Conejo, permaneció un rato mandándole besos a la gente y saludando a cuanto pasara por ahí, y justo enfrente policías federales y el Ejército Mexicano se tomaban la foto con los paseantes.
Poco a poco de avenida Madero se fue quedando vacía y los cafés se fueron llenando, quedó en la atmósfera, hay que decirlo, un fuerte olor a estiércol de caballo.