Vinculan a proceso a sospechoso de masacre de 3 en Santiaguito, Morelia

MORELIA, Mich., 16 de enero de 2025.- Un juez de control vinculó a proceso a Carlos Eduardo C, alias El Chaparro, después de considerar que había suficientes datos de prueba que lo señalan como el probable responsable de la masacre de cuatro hombres en Santiaguito, ataque en el que tres de las víctimas perdieron la vida.
El Ministerio Público litigante expuso al juzgador Fernando Martínez Sánchez que, a lo largo de la investigación preliminar, se logró establecer la probable participación del imputado, así como de un segundo hombre conocido como El Piroyoyo, quienes presuntamente cometieron el múltiple asesinato porque las víctimas se negaron a vender narcóticos para ellos.
La crónica de los hechos
La relación entre los sospechosos y las víctimas se había tensado. No dejaban de consumir sustancias juntos, pero en un juego peligroso. Los agraviados sabían que era insostenible seguir recibiendo a los acusados, pero tampoco se apartaban.
Unos días antes de la agresión, ya habían sido amenazados con un machete. Tuvieron la oportunidad de huir, pero continuaron con sus actividades, esperando que nada sucediera.
Antonio F, conocido como El Tortas por su negocio de comida, era usuario de sustancias ilícitas, vicio que compartía con otros tres amigos. El día de la masacre, El Tortas se encontraba dentro de su vivienda, en la calle Sierra de Pichataro, junto a El Tío, El Perico y Juan Enrique, de acuerdo a la teoría del crimen de la representación social.
Carlos Eduardo C, y El Piroyoyo llegaron en la noche, vigilaron por horas la casa de El Tortass hasta que finalmente tomaron valor de ingresar a la casa.
Apenas unos minutos después, habían matado a tres y dejado gravemente herido a Juan Enrique, sobreviviente.
Con miedo, pero aferrado a la vida, se puso de pie, gritó pidiendo ayuda, dejando atrás a sus amigos, ya cadáveres. Los vecinos acudieron al llamado; fue así que el hombre logró salvar su vida e identificar a los agresores.
Los cuerpos de El Tío y El Perico quedaron entre los pasillos, mientras que en una paradoja, como si fuera una broma malvada del destino, Antonio cayó sobre las tortas que preparó para el día siguiente.