MORELIA, Mich., 18 de noviembre de 2018.- Víctimas de secuestro claman justicia a un Tribunal de Alzada del Poder Judicial de Michoacán; el único detenido y sentenciado podría salir libre en las próximas 48 horas, quedando en la impunidad el caso.

A más de tres años de haber sido víctima de secuestro, Rogelio R. F., no ha logrado tener paz, porque la balanza de la justicia se ha inclinado a su favor y en contra.

En agosto se dictó sentencia al único detenido de su cautiverio: 70 años de prisión le dio un Tribunal de Juicio Oral, sin embargo, debido a un amparo otorgado por un juez de Distrito, se ha accedido a la revisión del caso por un Tribunal de Alzada. El principal argumento de la defensa es nuevamente la ausencia de una prueba circunstancial: un suéter.

“La defensa no ha presentado una coartada para probar la inocencia, que hubiera estado en Acapulco o Cancún”, aseveró María Teresa Rentería, esposa de Rogelio, sin embargo, ahora la apelación ha sido admitida y el próximo martes se va a resolver su inocencia o ratificará la sentencia.

Los cuestionamientos de la defensa giran en torno a la existencia de un suéter, con el que le cubrieron el rostro a Rogelio, desechando el testimonio de la víctima, que logró escaparse de la casa de seguridad cuando uno de sus captores se quedó dormido.

También se han desechado los testimoniales de dos jóvenes, hijo y sobrino del sentenciado, Juan Manuel M. G., confeso y quien entonces por ser menor de edad no fue motivo de sanción penal; y Sigifredo G. C., hijo de Sigifredo G. M., prófugo hoy de la justicia por este caso y sobrino de Santos G. M., abatido durante un enfrentamiento con la Policía Ministerial unos minutos después de que Rogelio se escapó.

Manifestó María Teresa Rentería que a lo largo de la investigación, el juicio oral y las apelaciones se logró comprobar la participación de Raúl M. R., sentenciado, y cuatro miembros de la familia: uno muerto, uno prófugo y dos libres, sin embargo, continúa abierta la puerta de la injusticia.

Rogelio R. F., víctima directa, externó: “esto ha sido un proceso muy difícil, cada vez que nos llaman a audiencia sentimos temor, incertidumbre de lo que pueda pasar. Porque es algo que queremos olvidar, pero con cada audiencia es volver a vivir lo vivido. No es fácil estar a dos metros de una persona que te causó este daño. Un daño a uno y a toda la familia”.

Notoriamente consternado y la voz entrecortada, dijo: “esto es algo que no se olvida, que te deja marcado para toda la vida…. Y pido justicia, porque fui quien sufrió el secuestro”.

En las manos de los magistrados Dora Elia Herrejon Saucedo, Rafael Ortiz Govea y Juan Antonio Magaña de la Mora, jueza presidenta y relatores del Tribunal de Alzada, esta la posibilidad de que esta familia reciba justicia o, como manifestó María Teresa Rentería, tendrán que mudarse para evitar la venganza de los implicados.