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MORELIA, Mich., del 2016.- Solo el 30 por ciento de los cuerpos que ingresan al Servicio Médico Forense (Semefo) en Michoacán para practicarles la autopsia son por muertes violentas, asegura Ramón Sixtos Guillén, director de Medicina Forense de la Procuraduría General de Justicia del Estado.
El porcentaje más alto es ocupado por aquellos que perecieron en accidentes de tránsito en algún punto de la entidad; el 20 por ciento es de personas que atentaron contra su vida y el 10 por ciento por otras causas.
En los anfiteatros de la entidad no hay sobrepoblación ni existen contingencias actuales que pudieran poner en apuros a la institución, a la fecha están sobrados de espacio y han recibido a lo largo del año mil 200 cuerpos.
Para recepción, tratamiento y resguardo de los cuerpos de personas que han fallecido en situaciones violentas, sospechosas o que precisan ser certificadas, cinco fiscalías regionales cuenta con cámaras frigoríficas para tratar de manera simultanea de uno a tres cuerpos y para almacenar a cinco.
Los cuerpos no identificados o identificados, pero no reclamados por sus familiares, son resguardados durante tres meses en las cámaras del Semefo y después pasan a la fosa común, tres por cada fosa, embolsados y debidamente señalados, por si hubiera quien los reclame meses después.
El protocolo de actuación exige que se tomen fotografías a los cadáveres, tomar huellas dactilares y muestras del ADN para una posible identificación en caso de que fuera reclamado después de haber sido destinado a la fosa común, detalló Sixtos Guillén,
En el momento en que Quadratín realizó la entrevista y visita al Semefo de Morelia se encontraban en las cámaras siete individuos, todos hombres adultos, de los cuales tres estaban por ser enviados al sepulcro común.
Las instalaciones e Infraestructura del Semefo
Uno podría esperar un lugar lúgubre, con gente llorando y cuerpos por todos lados, especialmente por los altos índices de homicidios dolosos en la entidad, incluso imaginar un escenario parecido al Servicio Médico Forense de Chilpancingo, pero lo cierto es que es un lugar iluminado y con mucha ventilación.
El espacio que ocupa el anfiteatro es por demás menor al que ocupan los consultorios médicos, las oficinas administrativas y las salas, las que ya están ad hoc a la temporada con dos árboles de Navidad y guirlandas típicas de las fechas decembrinas.
En el interior de la sala de exploración cadavérica huele un poco a carne descompuesta, entre formol y carnicería recién lavada, con espacios para cada tipo de cuerpo, planchas y áreas limpias; tratamiento para evitar que las moscas contaminen y los cuerpos debidamente resguardados en unas cámaras frigoríficas de casi dos metros de alto.
Trasciende el trabajo de la institución en el área de reconocimiento. En un cuarto con un ventanal gigante se coloca al familiar, alejado del cuerpo, mientras que el personal mueve el cuerpo conforme se les va pidiendo, y después, si es que sí hay relación y lo reconocen como aquella persona que buscan, pasan con el médico y psicólogo.
Siendo de este modo que se evita exponer al pariente a ver el cuerpo frío, en proceso de descomposición y al que abrazan en una reacción natural al dar con el paradero de su ser querido, afirmó Ramon Sixtos Guillén.