MORELIA, Mich., 16 de julio de 2017.- Suman siete hombres los que el Centro de Atención a Víctimas de la Policía de Morelia ha logrado integrar y dar de alta de su programa de recuperación de agresores de mujeres, con enfoque en violencia intrafamiliar, denominado Círculos de Paz, señaló Marcela Muñoz Martínez, directora del Centro de Atención a Víctimas.

Representan apenas una mínima parte del universo de varones que incurren en actos de agresión contra sus parejas o ex parejas, desde malos tratos, humillaciones, insultos, hasta agresiones físicas; sin embargo, Muñoz Martínez consideró que se trata de un “gran número” de ex agresores que actualmente ha encontrado una alternativa a la violencia.

“Estoy convencida de que las mujeres que somos víctimas de las víctimas de la violencia, por lo que al enfrentar la agresión intrafamiliar a través de la atención exclusiva de las víctimas se deja sin intervención al victimario, que eventualmente repetirá su conducta lesiva con otras parejas o con los hijos”, explicó la funcionaria.

Así, en tanto que la víctima de violencia de género es impulsada en su proceso de recuperación, el victimario cuenta con la opción de acudir a los Círculos de Paz, donde se le brindarán terapias grupales en las que podrá conocer las historias de otros agresores, en un entorno similar al que registran los grupos de Alcohólicos Anónimos (AA).

Marcela Muñoz señaló que el tratamiento busca visibilizar las heridas que el agresor ha sufrido a lo largo de su vida y tras las que ha optado por la agresión como forma válida de interrelación personal, así como ayudar al victimario a  encontrar alternativas no dañinas para paliar el dolor emocional y la tensión.

A la vez, debido a que la ausencia de oportunidades laborales y de medios para lograr la manutención de la familia son algunos de los principales detonantes de violencia de género, se ofrece a los participantes capacitación para el trabajo para “ayudarlos a buscar chamba”.

El apoyo continúa una vez concluida la terapia, mediante una línea telefónica con un “padrino” al cual el agresor podrá recurrir cuando se vea sometido a factores que podrían detonar violencia.

Al momento, los siete hombres que han finalizado el programa no han reincidido en conductas violentas contra sus parejas y ex parejas, si bien aún reciben el apoyo emocional de sus padrinos.

Marcela Muñoz aseveró que es necesario que, sin trasladar la responsabilidad de la agresión a la víctima, se deje de “satanizar” a los agresores, ya que ellos no sólo son responsables de generar entornos no sanos para sus familias, sino que también enfrentan “una situación negra, difícil, también ellos viven un infierno”.

Agregó que las experiencias vividas en el círculo familiar inmediato son las que regularmente condicionan o inclinan a las personas a la comisión de actos violentos, por lo que el tratamiento del agresor para evitar que incurra nuevamente en actos violentos es necesario para interrumpir el círculo de la violencia.