Fallecen 3 en accidente de autobús y hay 14 heridos, en Tangancícuaro
CIUDAD DE MÉXICO, 27 de agosto de 2017.- El extremismo islámico se ha convertido en la pesadilla de los cuerpos de seguridad e inteligencia de los Estados del siglo XXI. Su capacidad de destrucción es limitada, mínima si se compara con los estragos que en México y en otros países ha hecho el crimen organizado. Sin embargo, su naturaleza clandestina, esquiva, su menosprecio por la vida y el efecto mediático de sus acciones, lo colocan en primera plana.
Explica El Universal que, en el caso de los miembros de la secta Takfir Whal Hijra, su detección resulta en particular difícil al comportarse comomusulmanes rebeldes que adoptan los hábitos occidentales en el vestir, comer y beber, lo que en principio los descalificaría como fundamentalistas. Utilizar como armas aviones comerciales o vehículos de carga, nada más lejano del armamento convencional, los hace aún más peligrosos, porque no hay rastro de compra de armamento ni grandes cantidades de dinero en circulación.
Embestir con una furgoneta a peatones, como ha sido el caso en los últimos atentados en Barcelona, o en Londres, no requiere de una gran planeación. Tampoco de un grupo organizado que sería más fácilmente detectable. Cualquier “lobo solitario” puede emprender una acción así, o salir con un cuchillo a apuñalar a quien esté en el camino. Para las autoridades, es la pesadilla perfecta, pues prevenir este tipo de ataques se vuelve prácticamente imposible. Y pocas medidas de seguridad pueden impedirlos. Cualquier lugar, cualquier momento, se vuelve un blanco potencial. Crece el impacto y crece el miedo. Todo es parte de los artilugios que, como Sísifo, utilizan para rebelarse en contra de los dioses.
Cuando Albert Camus retoma el mito de Sísifo, el comportamiento del rebelde llega al absurdo, y del absurdo al suicidio sólo hay un paso. No está muy lejos de la lógica de estos extremistas. Sin embargo, vivir en contra de todo y de todos no es sostenible por mucho tiempo y sólo puede tener un final trágico.
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