Ultiman a taxista en colonia La Perla de Uruapan
La nueva estrategia de seguridad que la federación está imponiendo en Michoacán es my parecida a la de 2006 salvo por un par de cosas, más de forma que de fondo: ahora los militares están llegando con brigadas de salud y de desarrollo social, que a lo más podrían generar cambios sólo de matiz, señaló a Quadratín el periodista Juan Veledíaz.
Pero ni siquiera esa medida es original, pues tal política se aplicó en la década de 1960, cuando el entonces presidente López Mateos envió a Apatzingán al general Salvador Rangel Medina a librar la primera campaña en forma contra el narcotráfico, precisa Veledíaz.
De paso por Michoacán para la presentación de su última obra El General sin memoria. Una crónica de los silencios del Ejército Mexicano, el autor encuentra una entidad en crisis institucionalmente desintegrada y atrapada por el desempleo, el estancamiento económico, la desintegración social, la delincuencia.
Mientras las medidas y acciones contra la delincuencia no consideren que “estamos ante organizaciones empresariales del crimen que generan empleo, movimiento económico pues inyectan recursos, y hacen que circule el efectivo”, nada cambiará realmente. El problema de los municipios de Apatzingán, Tepalcatepec, Buena Vista, Aguililla y toda esa región el tejido social está erosionado, la economía no funciona más allá de lo agrícola, destaca Veledíaz.
En ese contexto los chicos entre 18 y 25 años tienen dos alternativas: agregarse a las filas de pistoleros o se van, migran, y esto no sólo sucede en Michoacán, sino en amplias zonas del país, subraya. “el tema del tráfico de drogas es que tienes una industria, quizá la más exitosa de la economía de libre mercado, su problema es que es ilegal”.