Sentencian a 2 por homicidio calificado en Uruapan
MORELIA, Mich., 29 de octubre de 2013.- Los ataques en Michoacán fueron producto de una operación bien planificada, que mostró capacidad de despliegue y equipo, al utilizar armas de combate como granadas y subametralladoras, con objetivos perfectamente definidos para causar daños económicos y de servicios básicos en una región en el que habita el 20 por ciento de la población de Michoacán, destaca un análisis que publica el portal digital del diario 24 Horas.
El análisis destaca que los anteriores son los primeros reportes de las investigaciones que llevan a cabo autoridades federales y estatales sobre los acontecimientos del pasado fin de semana en Michoacán.
De acuerdo con ellos, el grupo armado que cometió los ataques tiene información precisa sobre blancos estratégicos, como los de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y que al dañarlos se provocó fallas en el servicio de por lo menos 14 pozos de agua y la principal planta potabilizadora de Morelia, señala 24 Horas.
Los ataques a las seis estaciones de servicio, coincidieron los funcionarios del gobierno consultados, no se trataron de un hecho independiente, sino que buscan incrementar el bloqueo de gasolina que se ha tenido, desde hace un mes, en la zona de conflicto, y deteriorar más la economía de la región.
“Es una clara intención de mostrar fuerza y de capacidad para colapsar económicamente a regiones con la falta de energía, agua y combustible”, explicó un funcionario consultado.
La información de inteligencia muestra, por ahora, que el principal responsable de los ataques cometidos el pasado fin de semana sería el cártel de Los Caballero Templarios.
Las fuentes consultadas reconocieron que falló el despliegue de fuerzas de seguridad que, desde mayo, se instalaron en la zona de Tierra Caliente michoacana, lo mismo que la seguridad en las subestaciones de la CFE, que son catalogados como puntos estratégicos para la seguridad interior.
Los funcionarios también aceptaron que todavía no se ha desarrollado la suficiente inteligencia estratégica en las Fuerzas Armadas, la Policía Federal y el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), que permita identificar la infraestructura, los lugares en donde se esconden, la forma de obtener las armas y el apoyo que tienen en las comunidades o dentro gobierno, tampoco han logrado intervenir sus comunicaciones para detenerlos e impedir más ataques.