
Llaman a elegir al Papa por la humanidad, no apreciaciones personales
MORELIA, Mich., 21 de abril de 2025.- Cuando fallece un Papa, se activa un protocolo milenario lleno de simbolismo y solemnidad.
Su cuerpo es inicialmente expuesto en privado para visitas del personal del Vaticano, jefes de Estado y líderes religiosos.
Posteriormente, es trasladado a la Basílica de San Pedro para el velatorio público, donde miles de fieles pueden rendirle homenaje.
Todo el proceso es dirigido por el camarlengo, quien certifica oficialmente la muerte del Papa y orquesta los rituales posteriores, incluyendo el "novendiales", una antigua tradición romana que consiste en nueve días de misas públicas presididas por diferentes cardenales.
Mientras tanto, los cardenales celebran congregaciones generales para coordinar los preparativos y la logística del funeral y la elección del nuevo pontífice.
Días después, comienza el cónclave en la Capilla Sixtina, donde los cardenales, aislados del mundo exterior, eligen en votación secreta al nuevo líder de la Iglesia. La tradicional fumata blanca anuncia su elección ante miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro.
Finalmente, se celebra la Misa de Inauguración del nuevo Papa, que será el número 267 en la historia, usualmente en la Basílica de San Pedro.
Este proceso no solo marca el final de un pontificado, sino también el renacer con una nueva etapa en la historia de la Iglesia Católica.
El camarlengo debe golpear suavemente la frente del Papa fallecido con un martillo de plata antes de declarar su muerte oficialmente; además, las sandalias del pontífice son tradicionalmente destruidas para simbolizar el fin de su mandato.