MORELIA, Mich., 25 de octubre de 2021.- Con muchos elementos del documental, pero con la libertad que brinda la ficción, se estrena en México la película La Civil, dirigida por Teodora Mihai, esto en el marco de la decimonovena edición del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM).

El filme, que aborda la violencia que se vive en México, fue merecedor del premio especial Una Cierta Mirada (Un Certain Regard) por el valor, en el Festival de Cannes, y tuvo una avalancha de aplausos con las personas de pie, por ocho minutos.

En una rueda de prensa, la directora rumana expuso que su historia con México ha sido muy larga, y en los últimos años de estudios en el Liceo de San Francisco California, tuvo mucho contacto.

En San Francisco, la comunidad latina, y específico la mexicana, es muy grande, explico la directora, quien indicó que ahí fue su primer contacto con la cultura mexicana. Expuso que llegó a conocer un país muy diferente, porque fue antes del 2006, antes de la declaración de guerra contra el narcotráfico de la administración de Felipe Calderón.

Hace unos años conoció al escritor Habacuc Antonio del Rosario, quien ha escrito mucho sobre la situación de México, y como la violencia ha entrado a las casas, y está afectando a la gente. La directora aseveró que le impactaron mucho sus textos por lo que entraron en discusiones y en reflexiones sobre las situaciones, y como los dos son narradores, se juntaron para hacer este proyecto.

Por su parte, Habacuc manifestó que al ser de Reynosa, Tamaulipas, le tocó vivir lo que él sintió como un cambio en el ambiente desde el 2006, donde no podían moverse, no podían salir a carretera porque era muy peligroso, y eso lo marcó, cómo ver cambiar a las personas, la manera de vivir, el día a día.

Después publicó una novela llamada Sin Trincheras, y ahí se les ocurrió que podrían documentar todo esto, a todo lo que se enfrentaba la gente, sobretodo los niños que se enfrentaron a la realidad solos, que no tenían padres o solamente a uno de ellos, ese fue el gatillo, y al final les salió al revés, confesó.

La directora rumana indicó que en realidad le gustaba mucho elegir personajes femeninos, y expresó que había muchas similitudes entre Rumanía y México, en buenos sentidos, pero también en los malos, la cuestión de lo negativo el tráfico de mujeres, la corrupción, entre otros.

En otra intervención, Habacuc manifestó que estaban sesgados por tanta información pero querían que fuera una historia real, y fue muy complicado, primero alejarse de estas historias para ser creativos, cruzaron algunos testimonios, y cuando lograron alejarse, se dieron cuenta que la ficción tampoco les permitía plasmar su concepto, porque vieron que tenía que ser cercanos a la gente que les contó las historias, que las vivieron en carne propia, aunque tenían toda libertad de jugar respecto a la ficción.

Desde que investigaron y hasta que terminaron el trabajo, se tardan 17 horas, señaló Habacuc, fue una trayectoria larguísima y compleja, completó la directora, ya que es un tema muy delicado.

Teodora Mihai expresó que quería que el espectador sintiera lo que la protagonista sentía, generar un estado de ánimo, cómo le sofocaba todo lo que le pasaba, y eso transmitirlo al público, y así generar tensión pero también empatía hacia el personaje de Cielo, que interpreta la actriz Arcelia Ramírez.

“Cuando la violencia se vuelve tan personal, es muy difícil empezar a mostrar con el dedo; las cosas se vuelven no blancas y negras, sino que hay muchos grises, los personajes se hacen muy complejos, y de los dos lados hay gente que sufre, Cielo sufre estos matices, y termina cruzando ciertos límites, y va casi de víctima a perpetradora. Tener personajes blancos o negros, sin matices, no dice nada sobre la realidad;  es simplificar demasiado las cosas”, aseguró la directora.