MORELIA, Mich., 19 de abril de 2019.-Aquí, la representación fue más austera, pero con mucha fe.

No hubo los grandes escenarios, ni el largo periplo para conmemorar las tres caídas de Jesús.

Solo una caminata breve, encabezada por el arzobispo, Carlos Garfias Merlos, en el interior de la Catedral de Morelia.

Acompañado por decenas de feligreses, fieles a la liturgia milenaria, monseñor cumplió a cabalidad las 14 estaciones que acompañan al viacrucis o la vía dolorosa, que no es otra cosa, más que las últimas horas de Cristo en la tierra.

Fiel a la tradición, monseñor Garfias Merlos cayó en la tercera estación, luego de que Cristo fue sentenciado a muerte y obligado a cargar la pesada cruz.

En medio de oraciones, una a una, las estaciones se van cumpliendo en un proceso que aún conmueve el espíritu humano.

Ha pasado el encuentro con su madre María y ante su debilitamiento, se obliga a Simón de Cirene a que ayude a cargar la cruz, mientras la Verónica enjuaga la sangre de su rostro, producto de los golpes y la corona de espinas que carga.

Cae por segunda ocasión.

Jesús se encuentra con las mujeres de Jerusalén y poco después cae por tercera ocasión.

Ya no hubo más.

Jesús es despojados de sus ropas que más tarde fueron echadas a suerte por los soldados romanos.

La pasión se convierte en pasión, con mucha fe y tristeza.

Paso a paso, la profecía se va cumpliendo.

Cristo finalmente es crucificado, donde muere tras varias horas de lenta y horrible agonía.

El pago para limpiar el pecado del hombre.

Su cuerpo es bajado, según la historia, por José de Arimatea.

Es colocado en la tumba, donde mañana sábado se abrirá la gloria para recibirle y el domingo resucitará para dejar las buenas nuevas a sus seguidores.