MADERO, Mich., 15 de noviembre 2018.- Juan Sánchez Villa parece que viste su traje de gala, y así se siente; él es uno de los cuatro maestros mezcaleros de la región de Etúcuaro, donde se produce más del 70 por ciento del mezcal en Michoacán, sobre él queda una gran responsabilidad y así lo asume.

“Yo empecé a trabajar… tengo 50 años produciendo mezcal”, dice echando cuentas mentalmente. Tiene 63 años y un semblante duro con las arrugas bien marcadas. El color blanco de su vestimenta y su sombrero le hacen lucir elegante.

Al principio, cuando inicia la Ruta del Mezcal, Juan Sánchez toma su coa y empieza la jima; va quitándole las hojas a un maguey chino, como se le conoce a esa variedad de planta en la zona, es un maguey tipo cupreata, ya maduro con más de diez años.

Tras unos minutos, en los cuales un par de improvisados tumban algunas hojas, deja solamente la piña y la lleva al horno. Posa para las cámaras, sonríe apenas, pero se nota muy concentrado en su labor.

“Empecé primero a trabajar de peón con vinateros, pero ya murieron, de ahí empecé a trabajar a los 13 años; tengo 63”, dice serio, mientras al fondo toca sin parar un grupo de la región.

Sobre el trabajo relata que es pesado; en un día normal reúne dos toneladas de piña él solo, dice y esboza una sonrisa. Una piña como la que acaba de cortar pesa aproximadamente 40 kilos.

Explica, señalando hacia donde se encuentra la mayoría de las plantas de maguey, que éstas van creciendo de manera desigual, “todo va creciendo parejo ahí, pero a los ocho o diez años no todas están del mismo tamaño, desde que hace uno el almácigo (vivero), todavía están naciendo plantas”.

Dice que es tanta la disparidad entre los tamaños que en algunos casos desde los ocho años ya se pueden trabajar algunas plantas, pero de ahí se sigue haciendo hasta los 15 años, para completar todas las que se plantaron en una misma ocasión.

“Yo fui el primeritito que empezó a plantar maguey aquí”, dice el jimador con cierto aire de grandeza. Desde hace 20 años estoy zafando el maguey que yo he sembrado”, complementa con ese mismo aire.

“Ahorita de los que estamos más viejos somos como cuatro mezcaleros”. Le han pasado el conocimiento a hijos y nietos, pero algunos se fueron al Norte y otros no quieren porque es un trabajo muy pesado;  reconoce que en varias ocasiones ha padecido de la espalda.

“Ahora el Norte está aquí”, dice. Muchos de los que se habían ido a los Estados Unidos han regresado para trabajar en los campos y hacer mezcal, porque ha tomado mucha fuerza, es un producto con mucha demanda y le va bien a quien quiere trabajar, asegura Juan Sánchez. En ese momento, termina su trago y sigue departiendo con los demás invitados a la Ruta del Mezcal.