Evoluciona el trabajo editorial: se impulsa la perspectiva de género
MORELIA, Mich., 12 de abril de 2021.- Desmantelada, sin equipamiento y sin una proyección para su conclusión, se encuentra la Biblioteca Digital Urbana, construida con la pretensión de ser un espacio para el conocimiento, y que hoy es un sitio peligroso para la población que reside en sus alrededores.
La obra, solicitada por el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) municipal en el trienio 2015 a 2018, se ubica en la colonia Julián Bonavit, y actualmente consta de un inmueble del que, pese a encontrarse cerrado y tapiado, se han sustraído equipos de aire acondicionado, luminarias y puertas de cristal, además de estar lleno de grafitis y otros actos de vandalismo.
Si bien en junio de 2017 se reportó el proyecto con un avance por el 75 por ciento, con una finalización estimada en la obra civil hacia julio de ese año, el edificio se recibió en 2018 sin terminar, sin equipar, y sin disponer de presupuesto para su continuidad o, por lo menos, instalar vigilancia y proteger la inversión realizada, aseveró Mario Rodríguez Loeza, secretario de Urbanismo y Obra Pública.
Las cosas no mejoraron para la Biblioteca Digital Urbana, que aspirara a reunir a los jóvenes de las colonias aledañas para impulsar su formación extracurricular, ya que la Secretaria de Administraciones asignó vigilancia diurna, y se tapiaron en múltiples ocasiones los accesos posibles, lo que no impidió que sujetos ingresaran al sitio para robar los implementos que se pudieron retirar y vandalizar los muros.
“Encontramos el portón abierto, grafiteado, la mayoría de las lámparas había sido robada, más tarde las puertas de vidrio habían desaparecido, se tardaron en eso”, expuso Rodríguez Loeza.
Si bien se logró por lo menos una detención de presuntos ladrones en el lugar, no fue posible denunciar siquiera los hechos, ya que las irregularidades que experimenta la Biblioteca Digital Urbana van más allá del edificio.
Los implementos no contaban con las facturas que acreditaran la propiedad, el expediente técnico está incompleto, y existen pagos reclamados no efectuados por no tener los contratistas los medios de demostrar la proveeduría de bienes y la prestación de servicios.
La obra civil aún requería de estacionamiento, áreas de descanso y de accesos, en tanto que una zona reportada como pavimentada con concreto en realidad era de terracería.
Cuestionado en torno del estado de abandono en el que, a poco menos de cuatro años de la fecha de la terminación, se encuentra la biblioteca, Mario Rodríguez señaló que el municipio enfrentaría un proceso administrativo para fincar responsabilidades por la asignación de recurso público para proseguir un proyecto con inconsistencias probables.
Asimismo, la instancia solicitante, el Dif Morelia, no ha recibido la obra hasta que ésta haya finalizado, lo que mantiene “el puro cascarón” en el limbo, sin poder esperar ser terminado y sin la posibilidad de ser reorientar su uso.
“La biblioteca se ubicó en un sitio con muchos conflictos sociales, la cerramos pero siguió siendo vandalizada y ahora es un peligro para los vecinos, es mucho dinero invertido en una obra que no iba a funcionar, sobre todo porque las necesidades de la población son otras, la gente nunca estuvo de acuerdo con el proyecto y no se apropió de él, lo que facilitó que llegara hasta su estado presente”, reiteró el secretario de Urbanismo y Obra Pública.